4 de junio de 1942: un día para olvidar

Segunda parte

Una gran formación de 108 aparatos japoneses se dirigían hacia el USS Yorktown. Los pilotos desconocían la suerte de sus bases flotantes pero aun así iban a cumplir perfectamente su misión. Durante el viaje de ida detectaron una pequeña formación de aviones, unos 5 lentos torpederos, los cazas empezaron a adoptar una formación de ataque, pero el Capitán de Corbeta Egusa, al mando de los bombarderos en picado y de la fuerza de ataque lo impidió, empleando las luces de navegación indicó a la formación que mantuviera la distancia, que ellos les llevarían hacia sus portaaviones.

Durante casi una hora y media, que pasó tediosamente, los aviones japoneses seguían a los lentos aparatos estadounidenses, impacientes por llegar sobre su objetivo. Desde el USS Yorktown se detectó a la inmensa formación mediante su radar. El portaaviones estaba mal preparado para el combate, sobre su cubierta de vuelo había preparado una pequeña fuerza de ataque para enviar contra los portaaviones de Nagumo, así pues forzó maquinas y despegaron estos aviones. Se les ordenó dirigirse hacia los japoneses e intentar derribar algunos lentos torpederos, los peligrosos “Dauntless” arrojaron sus bombas en el vacío océano y se dirigieron junto al pequeño puñado de cazas hacia la formación japonesa.

Egusa detectó sobre el limpio horizonte la formación del USS Yorktown, su corazón se llenó de alegría pues su misión estaba a punto de llegar a buen puerto. Ordenó a la formación realizar un pequeño cambio de rumbo para aproximarse por el oeste, un grupo de nubes próxima a la formación engulló los aparatos japoneses por un breve espacio de tiempo. Desde la pantalla de radar del USS Yorktown y de los otros dos portaaviones estadounidenses seguían la evolución de la formación pero los aviones enviados contra esta los perdió y se disgregó en pequeños núcleos que los buscaron en las 4 direcciones posibles. Unos minutos después los aparatos japoneses salieron del grupo de nubes y Egusa se desesperó: el portaaviones estadounidense se había esfumado. Inmediatamente ordenó a algunos aviones que se separaran para cubrir más espacio a buscar y un minuto después la voz de unos de los pilotos le llamó lleno de alegría pues acababa de descubrir dos portaaviones más, algo a estribor de la formación y otro piloto dio el aviso de un portaaviones solitario un poco a babor y por la estela.

Egusa rápidamente se formó una imagen de la disposición de los portaaviones estadounidenses y sin tiempo que perder ordenó a las diferentes escuadrillas su objetivo a atacar. Los 18 “Vals” del SORYU y los 18 “Kates” del AKAGI bajo su mando atacarían al más solitario portaaviones, el USS Yorktown. Ordenó a los 18 “Vals” del HIRYU y los 18 “Kates” del KAGA dividirse y atacar conjuntamente a los otros dos, pensando que la segunda ola de ataque remataría a los otros portaaviones si los conseguía dañar un poco.

Sigamos a la formación de Egusa, los torpederos “Kate” descendieron a ras del agua y se dividieron en dos formaciones para atacar por ambas amuras al USS Yorktown; los bombarderos en picado “Val” tomaron un poco de altura y rápidamente se posicionaron, luego en formación de shutai, 3 aviones, empezaron el descenso entre nubecillas de la artillería antiaérea. Egusa como jefe de expedición y el mejor piloto de bombardero en picado de la Armada Imperial, había ganado numerosos premios, se lanzó el primero y a poco más de 1000 pies lanzó su bomba seguida por sus hombres de ala y recuperó el picado. No pudo observar al principio su ataque pero un minuto después cuando había estabilizado su avión se giró hacia atrás para observar el portaaviones y pudo ver como otros 3 aparatos se lanzaban contra aquel, recortados sobre una nube de humo negro, su corazón se llenó de alegría, SI!!!!! lo había conseguido.

Uno tras otro los 6 shutais se habían lanzado contra el USS Yorktown alcanzándole con 7 impactos directos que devastaron al portaaviones de proa a popa, su velocidad cayó en picado al quedar la mitad de sus calderas destruidas y uno de los 4 turborreductores que propulsaban las distintas hélices. En ese momento los lentos torpederos se colocaron a su costado y desde unas 800 yardas dejaron caer su letal y mortal carga, antes de perder la arrancada el Capitán del USS Yorktown, Elliot Buckmaster, ordenó dirigir la proa a los torpedos que se le acercaban por babor y rezar para que algunos de estribor fallasen. Sus súplicas fueron oídas a medias y 5 ingenios submarinos alcanzaron el buque por estribor abriéndole enormes vías de agua. Buckmaster comprendió que el USS Yorktown estaba sentenciado y ordenó el abandono del buque; el crucero pesado USS Astoria se le abarloó y trasbordaron al Vicealmirante Fletcher y su insignia. El USS Yorktown no vería el atardecer de ese día.

Vayamos ahora con los aviones que se dirigían a los USS Enterprise y USS Hornet. Sobre estos se repitió la escena que en el ataque del USS Yorktown, 9 “Vals” del HIRYU se dirigieron hacia el USS Enterprise al igual que 9 “Kates” del KAGA; el mismo número de aparatos se dirigieron al USS Hornet. El Contralmirante Spruance empezó a rezar para que salieran bien librados, pues había visto en el horizonte una nube negra que parecía salir del fondo del océano, prueba inequívoca de un buque en llamas, comprendiendo que no podía ser ningún otro que el USS Yorktown.

Las armas antiaéreas de ambos portaaviones empezaron a disparar apoyados por sus escoltas, mientras que los buques empezaban a realizar bruscos cambios de rumbo. Debido a que ambos serían atacados por menor número de aviones el resultado no sería tan espectacular como el anterior, pero si efectivo. De los primeros “Val” que atacaron el USS Enterprise dos fueron derribados antes de lanzar sus bombas pero el tercero consiguió un impacto directo en medio de la cubierta de vuelo, otros tres “Val” le siguieron y uno fue derribado pero los otros dos si consiguieron lanzar sus bombas, una estalló junto al casco del buque abriéndole una ligera vía de agua y le destruyó uno de los gigantescos cojinetes de una de las hélices que tuvo que ser detenida inmediatamente para no romper el eje, la segunda le alcanzó algo a estribor y a popa destruyéndole un montaje de 127mm, el tercer shutai consiguió un impacto más en el mismo centro del buque, lo que originó un nuevo incendio. El USS Hornet con sus bruscas metidas de timón intentaba zafarse del ataque de los “Vals” que se le venían encima, pero no tuvo mucha suerte: 5 impactos directos devastaron el hangar y las cubiertas inferiores del portaaviones, provocándole peligrosos incendios. El Contralmirante Spruance ordenó reducir la velocidad para no avivar más las llamas, en el mismo instante que llegaban los “Kates”, lanzándole por ambas amuras y a 1000 yardas los 9 torpedos que portaban, los tres de babor consiguieron ser sorteados pero 4 impactos en estribor sacudieron el portaaviones. Por su parte el USS Enterprise se zafaba como podía de los torpedos que le buscaban, pero dos impactos en babor y uno por estribor añadieron más vías de agua a la producida por el estallido cercano de la bomba.

Los aviones japoneses, ya sin explosivos se alejaban de la formación para reunirse con los de Egusa y empezar el tan ansiado viaje de vuelta. Egusa empezó a contar los aparatos que se le unían y comprobó que las pérdidas no eran tan graves como esperaba: 14 “Vals” de 36 y 18 “Kates” de 36 faltaban a la reunión así como 5 “Zeros” abatidos por los F4F de la CAP. Reunido su rebaño se dirigieron hacia sus portaaviones. En el mismo instante que los portaaviones de Spruance y Fletcher eran atacados, Yamaguchi lanzaba al ataque, 10 “Kates” y 9 “Zeros” acompañados de dos hidros del CHIKUMA contra los buques estadounidenses. A mitad de trayecto se cruzaron con los aparatos de Egusa que regresaban pero no les dijeron nada de la suerte de sus portaaviones de origen. Egusa pensó que estos nuevos chicos tendrían quizás su día de gloria si había sobrevivido algún portaaviones estadounidense. Les comunicó la presencia y ubicación de los tres portaaviones para que corrigieran su rumbo y ambas formaciones se alejaron.

Egusa divisó en el horizonte la silueta del HIRYU y empezó a buscar los otros tres portaaviones, pero incomprensiblemente no estaban allí. Empleó la radio para contactar con el HIRYU y que les dieran un vector para localizar sus portaaviones para aterrizar, desde el HIRYU se les comunicó la trágica noticia: solo quedaba disponible el HIRYU por lo que tendrían que aterrizar en él. Los aviones dañados tendrían que amerizar, y los restantes debían aterrizar en el portaaviones. No cabían todos por lo que algunos acabarían también en el fondo del océano. La decisión era muy difícil casi ningún avión había conseguido salir sin un rasguño, por lo que finalmente se decidió que los que tenían los aparatos de gobierno tocados se lanzaran en paracaídas dejando que los aparatos se estrellaran en el mar y el resto aterrizaría sobre el HIRYU; 14 “Vals”, 10 “Kates” y 19 “Zeros” aterrizaron en el portaaviones, el resto acabó en el océano. Los tripulantes fueron recogidos por los destructores de escolta, los aviones a bordo del HIRYU fueron rápidamente revisados y preparados para un segundo ataque.

Vayamos ahora con los aparatos de la segunda ola del HIRYU, quienes divisaron sobre el horizonte las distantes columnas de humo de los portaaviones estadounidenses. Se acercaron sobre el USS Yorktown y descubrieron que los daños del portaaviones le llevarían al fondo, por lo que se dirigieron hacia las otras columnas de humo, descubriendo los otros dos portaaviones que navegaban a poca velocidad escoltados muy de cerca por sus escoltas. Tomonaga al frente de los “Kates” sabía que no iba a regresar, por lo que inició un picado que le llevaría sobre la cubierta del USS Enterprise. Los otros 9 torpederos se dividieron para atacar a los 2 portaaviones, mientras los 9 “Zeros” se zafaban contra 12 F4F que aun orbitaban los portaaviones escasos de munición y combustible, 6 “Kates” se lanzaron contra el USS Enterprise al que alcanzaron con 3 torpedos, mientras que el USS Hornet recibía otro más. En esta acción sobrevivieron 4 “Kates” que se reunieron con los 9 “Zeros” para regresar al HIRYU.

El USS Yorktown empezaba en esos momentos su última carrera, que le llevaría al fondo del Pacífico. Spruance a bordo del USS Northampton veía como los incendios a bordo de los dos portaaviones cobraban de nuevo fuerza y la idea de salvarlos desaparecía entre el humo que los envolvía. Informó a Nimitz que sería imposible salvar a ninguno de los portaaviones y le pidió instrucciones. Nimitz abrumado por la noticia no podía decidir que hacer, pero su jefe de Estado Mayor le urgió retirarse y rematar los portaaviones. Se cursó la orden y a la recepción de ésta, Spruance con lágrimas en los ojos ordenó a los destructores dispararles torpedos y retirarse a la seguridad de Pearl Harbor. Durante dos minutos 8 torpedos buscaron el casco del llameante USS Hornet y otros 8 el del USS Enterprise, terribles detonaciones llenaron el aire y grandes obeliscos de agua surgieron de los costados de los portaaviones llameantes. Cuando éstos cayeron al agua los dos portaaviones empezaron a hundirse, en menos de 20 minutos los cascos de los USS Hornet y USS Enterprise desaparecieron en el fondo del Pacífico, mientras las banderas de todos los restantes buques ondeaban a media asta.

Yamaguchi ya tenía preparados los aviones para lanzarlos contra los portaaviones estadounidenses, cuando recibió desde uno de los aviones exploradores que orbitaba la formación estadounidense la noticia de los hundimientos de los mismos. En seguida la noticia fue transmitida a toda la formación, al igual que al Almirante Yamamoto. A pesar del descalabro sufrido, los estadounidenses habían sufrido una derrota peor. Así pues la fuerza anfibia de Tanaka recibió la orden de realizar los desembarcos mientras el HIRYU se dirigía a reunirse con el portaaviones ligero ZUIHO para cubrir los desembarcos.

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José Miguel Fernández Gil
"Alm. Yamamoto"
alm_yamamoto@hotmail.com

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