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Batalla de Savo. Los japoneses: maestros del combate nocturno [ 9 de agosto de 1942 ] [ Segunda parte ] Mikawa, tenía en sus manos los informes del día, al menos 16 transportes y 6 cruceros junto a una miscelánea de buques menores se hallaban en las aguas junto a Guadalcanal y Tulagi. Si como él creía se podía lograr la sorpresa, primero hundiría los buques que patrullaban las entradas al canal junto a Savo, para caer sobre los transportes fondeados junto a Punta Lunga y destruiría la primera ofensiva estadounidense del Pacífico. Escaparía antes del amanecer y los aviones de los portaaviones de Fletcher no podrían caer sobre él. Veamos ahora como andaban las cosas en la otra línea de mando. Turner intranquilo, había ordenado que varios Catalinas explorasen el “Slot”, corredor que discurría entre las Salomón desde Choiseul hasta San Cristóbal, pero los aviones no habían podido descubrir los buques de Mikawa. Por si fuera poco, Fletcher que había perdido ya 21 aviones y creyendo que los portaaviones japoneses podían estar acercándose a las Salomón, decidió retirarse hacia Espíritu Santo para recoger nuevos aparatos y petrolear. Envió un mensaje a Ghormley, en Noumea, para que les enviasen aviones y petroleros. En el mensaje citaba que su fuerza de cazas había pasado de 99 a 78. Fletcher demostró en todo momento que no tenía el suficiente arrojo o valor para exponerse y aguantar las embestidas japonesas, por lo que el alto mando pronto decidiría que ya era la hora de su relevo. Turner aquella noche se reunió con Crutchley y Vandergrift. Se encontraba desesperado pues Fletcher había adelantado en un día y medio su partida y sin el apoyo de cazas propios, los aviones japoneses de Rabaul podían hacer picadillo sus transportes y sus hombres en las playas. Además aquella tarde había recibido los mensajes que daban parte de que una fuerza de superficie japonesa, se dirigía con toda probabilidad hacia Sta. Isabel para establecer una base de hidros, -el informe erróneo del Hudson acababa de producir el primer error- y lo más desesperante, es que Fletcher no había hecho nada por hundirla. En la reunión se acordó que al amanecer todos los transportes levarían anclas y se alejarían de la cabeza de playa de Guadalcanal. Vandergrift se sintió desolado pues él y sus hombres quedarían abandonados a su suerte y con tan sólo una ínfima parte de sus pertrechos. Se ordenó al Almirante australiano Crutchley, que su fuerza de cruceros protegiera la entrada de poniente de Guadalcanal durante al menos dos días más sin el apoyo de cazas. Sus interlocutores estaban perplejos pues creían que Turner estaría preocupado por el ataque de la formación japonesa avistada aquella mañana. Turner adujo que no era probable que fuesen atacados por buques de superficie hasta al menos dos días mas tarde, ese fue el segundo error provocado por el erróneo informe. Los ingredientes para el desastre de Savo ya estaban listos, solo faltaba el cocinero. Veamos brevemente como estaban dispuestas las fuerzas estadounidenses y australianas. El “Iron Bottom” como más tarde denominarían los aliados al área que estaba delimitada por las islas de Savo, Guadalcanal, Florida y Malaita; tenia dos entradas: la de levante y la de poniente. Debido a la gran profundidad de esas aguas no se podían barrar con campos de minas, esa fue la principal causa de la larga lucha de Guadalcanal. El canal de levante de unas 13 millas de anchura estaba delimitado al norte por la isla de Malaita y al sur por Guadalcanal, y era vigilado por los cruceros ligeros USS San Juan y HMAS Hobart junto a dos destructores. La entrada de poniente estaba a su vez subdividida por la mitad por la isla de Savo, en norte y sur. La entrada norte de unas 14 millas de anchura estaba delimitada por las islas de Florida y Savo y se encargaban de su vigilancia los cruceros pesados USS Vincennes, USS Astoria y USS Quincy junto a los destructores USS Helm y USS Wilson. La entrada sur entre Savo y Guadalcanal, de unas 7 millas, la vigilaban los cruceros pesados HMAS Australia, HMAS Canberra y USS Chicago junto a los destructores USS Bagley y USS Patterson. Por poniente de Savo, es decir por el exterior, estaban los destructores USS Blue y USS Ralph Talbot. Turner creía que esta disposición imposibilitaba la entrada sigilosa de cualquier formación enemiga, además todos sus buques montaban modernos equipos de radar, que de nada les servirían como veremos. De todas maneras Crutchley a bordo del HMAS Australia, quedaría muy cerca de los transportes. Mikawa a las 2300 del 8 de agosto, catapultó sus hidroaviones para que se dirigiesen hacia Guadalcanal, de esta forma se aseguraba que éstos, trincados a popa de sus buques, no se incendiasen si fueran alcanzados y descubriesen sus siluetas. A las 2400 ordenó zafarrancho de combate y aumentó a 28 nudos su velocidad. 45 minutos después divisaban la silueta de Savo y unos minutos más tarde se dio el aviso de alarma: había un buque no identificado muy próximo, se trataba del Blue. El Almirante japonés estuvo a punto de ordenar abrir fuego contra él, pero se limitó a variar un poco su rumbo y reducir su velocidad a 21 nudos. Probablemente la fatiga a bordo del destructor evitó que los buques de Mikawa fuesen descubiertos. Pasadas las 0100 un nuevo aviso de contacto: el Ralph Talbot, pero el destructor presentaba la popa a los buques japoneses, es decir se alejaba de éstos. Una serie de infortunios para los estadounidenses, provocarían su mayor desastre después de Pearl Harbor. José Miguel Fernández Gil Continúa en: Batalla de Savo, fuerzas enfrentadas |
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