Radar

Es la denominación inglesa aceptada internacionalmente (derivada de la frase Radio Detection and Ranging) de un aparato que detecta los obstáculos que hay alrededor de un punto fijo o móvil estudiando los ecos que estos reenvían cuando los alcanzan las ondas electromagnéticas.

Hay precisamente un animal que utiliza este principio para guiar su vuelo y detectar comida (insectos) y para ello lanza pequeños chillidos muy agudos que son indetectables por el oído humano, gracias a los cuales sabe donde se encuentran los edificios, el suelo, los árboles, etc y evita colisiones incluso en la más absoluta oscuridad (recordemos que el murciélago es un mamífero de vida y costumbres nocturnas). Desgraciadamente este tipo de radar ultrasonoro tiene el inconveniente de que los sonidos se debilitan y solo son detectados los obstáculos próximos. Gracias a las investigaciones echas sobre las ondas radioeléctricas, la teoría del radar expuesta en algunas patentes desde 1904 fue posteriormente aplicada en la práctica.

Las primeras realizaciones aparecen antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial y son esencialmente de aplicación militar. Entre 1934 y 1935 los científicos del instituto Carnegie, presentan al gobierno británico un sistema de radar por impulsos. En abril de 1936 ya existía una estación experimental de detección con la que se había conseguido medir con exactitud la distancia y el rumbo de aparatos que se aproximaban en solitario a más de 130 kms.

El primer radar montado en un buque inició sus pruebas en 1937 y a partir de ahí los progresos han sido continuos.

Desde 1938 Inglaterra construye una cadena de radares a lo largo de sus costas.

El principio de funcionamiento es sencillo: un emisor radioeléctrico especial produce un corto impulso de gran potencia, por medio de una antena se envía el impulso en una dirección. Si en el trayecto del impulso hay un obstáculo, una parte de la energía se refleja regresando a su origen y siendo detectada por la misma antena que emite el impulso, la cual no envía otro impulso hasta que no recibe el eco del primero, por lo que el radar está construido de forma que los impulsos están espaciados en función de su alcance.

La longitud de onda utilizada está determinada por el objeto a detectar por lo cual no pueden ser empleadas ondas muy largas (frecuencias bajas) que proporcionarían un eco muy débil pero tampoco podrían ser usadas ondas muy cortas (frecuencias muy altas) de un tamaño aproximado al de las gotas de lluvia ya que serian absorbidas por las nubes.

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Mediavilla
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