Solidez y flexibilidad

Dos características necesarias en la estructura de un barco

Cualquier barco cuando navega está sujeto a un número determinado de fuerzas originadas por su peso, estado de la mar, estructura, forma, daños ocasionados por cualquier circunstancia, etc.

Todas estas fuerzas producen deformidades ocasionales en el barco que aumentan según la mar empeore, o su estructura sufra algún tipo de avería. De la capacidad del barco para soportar esas deformidades depende que aguante más o menos tiempo a flote.

Aunque cueste creer el barco se dobla y se retuerce...

Es por eso que cuando se diseña y construye un barco se procura que con la solidez exista una capacidad considerable de ser flexible. Las fuerzas que soportan los barcos en un temporal son en algunos casos de varias toneladas por centímetro cuadrado, y durante algunos momentos están expuestos a esfuerzos en diferentes sentidos. Los baos y cuadernas (que van en línea) y también los refuerzos longitudinales que van de proa a popa, normalmente no llegan a chocar con las cubiertas y los costados. Al colocarlos durante la construcción para evitar el efecto cizalla que cortaría las chapas, estos son unidos por medio de unas chapas de forma triangular llamadas consolas o cartabones, que permiten una deformidad y absorben como un muelle a ésta, volviendo a su posición inicial cuando cesa el efecto que produce dicha deformidad.

Esta explicación permite entender el porqué de los hundimientos de los barcos de guerra. Las estructuras se debilitan según reciben impactos y pierden esa flexibilidad y esa dureza, produciendo sucesivas averías. Los pesos se incrementan según van embarcando agua y por fin se parte por la zona mas débil (que suele ser el centro ya que es la que está sujeta a mayores presiones, tanto hacia arriba como hacia abajo).

Mediavilla
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