Achtung!!!

Ruta de los convoyes, Océano Atlántico, Primavera de 1942.

El U-226 formaba parte, como otros tantos sumergibles alemanes, de un grupo denominado “Wolf Pack”. Estas manadas de lobos eran la respuesta a las cada vez más efectivas escoltas antisubmarinas aliadas de los convoyes del Atlántico. También servían para cubrir una retícula mayor de búsqueda, cuando algún sumergible detectaba un convoy avisaba de su localización y rápidamente se reunían en su trayecto todos los sumergibles cercanos.

Hacía 5 horas se había recibido el aviso de un contacto a 45 millas al norte de su posición de búsqueda. Navegando en superficie a máxima velocidad y con una mar gruesa, el sumergible había casi terminado su viaje hacia el norte y se aproximaba a la posición probable de contacto. Los vigías con los prismáticos trataban de otear el horizonte en busca de los panzudos mercantes y petroleros para cazarlos. Con un cielo encapotado y sin horizonte la caza era favorable al sumergible, el peligro de un ataque aéreo no existía y el continuo cabeceo del submarino entre el fuerte oleaje, lo convertía en un blanco difícil, pero tenía su inconveniente, debía aproximarse mucho al convoy en superficie.

Empezaba a oscurecer y todavía no se había detectado nada, el capitán en la isla se desesperaba, pedía continuamente a gritos una posición aproximada de su ubicación y el punto del contacto... de repente el vigía de babor gritó: Achtung, achtung!!!!, señalando con el brazo izquierdo extendido a su frente, acababa de detectar algo. El capitán se llevó sus prismáticos a la cara y empezó a otear hacia la dirección que indicaba el marinero. Una sonrisa apareció en su cara, acababa de ver entre las olas las siluetas de al menos 4 buques.

Se tocó zafarrancho de combate y rápidamente se empezaron a cargar los tubos lanzatorpedos. El capitán empezó a dar cifras de dirección al puente de mando bajo sus pies para que empezaran a trazar un rumbo de interceptación; el submarino seguía en superficie, todos los ojos buscaban a los temidos escoltas, pero no aparecían. La razón era porque los mismos estaban cazando a otros sumergibles que ya habían atacado el convoy hacía unas horas. Aun así esos 4 buques no estaban solos pues 2 destructores navegaban por la amura contraria y pronto cruzaría uno para buscar en la que era la ruta de aproximación del submarino.

A menos de 4 millas el capitán ordenó la inmersión: todos empezaron a abandonar la isla, el último fue el capitán, cuando ya el agua cubría todo el sumergible y solo sobresalía la isla.

Bajo el agua el violento cabeceo del submarino se detuvo, rápidamente el marinero a cargo del hidrófono empezó a transmitir los contactos que recibía. De repente una palabra causo un hondo impacto: Destructor. Todavía no tenía el ASDIC conectado por lo que no lo detectaría, pero en cuanto atacara, este instrumento sería activado y empezaría el juego del gato y el ratón.

El submarino hizo el rumbo de interceptación y se aproximó a menos de 1 milla de los 4 buques, el capitán pidió la ubicación del destructor antes de subir a cota de periscopio, y resultó que éste se hallaba a popa y a unas 3 millas, alejándose.

El submarino subió hasta la cota de periscopio y se izó el ingenio que sobresalió fuera de la superficie. Las olas impedían ver bien, por lo que el capitán ordenó subir otros 2 metros más, el periscopio sobresalía peligrosamente fuera del agua y podía ser detectado... El capitán realizó un giro de 360º para comprobar los alrededores, el destructor alejándose le presentaba la popa; a proa y un poco a babor, perpendicular al rumbo que llevaba se veían las siluetas de 4 cargueros.

Rápidamente se dieron los rumbos a los 4 torpedos de proa, se atacarían con dos torpedos los dos buques de la cabeza, se recargarían rápidamente los tubos y se lanzarían contra los dos de detrás. Los 4 torpedos salieron en menos de 20 segundos de sus tubos y rápidamente se procedió a soplar los tubos y recargarlos, los torpedos tardarían unos 90 segundos en terminar su carrera y era el tiempo que disponían para recargar otra vez los tubos. Con el periscopio abajo, el oficial del puente medía mediante un cronómetro la carrera de los 4 torpedos. Justo a los 90 segundos se oyó una detonación, al mismo tiempo desde la cámara de torpedos se recibió la noticia que estaban listos, 5 segundos después otra detonación rompió la calma, el tercer torpedo no hizo impacto pero el cuarto si. Rápidamente se izó el periscopio y el capitán observó el ataque y se preparó para disparar a los mercantes ilesos.

A través del periscopio se llevó una grata sorpresa, el primer mercante estaba en llamas alcanzado por 2 torpedos, el otro buque alcanzado era el destructor que se encontraba en la otra amura y que había cruzado hacia donde se hallaba el submarino. Rápidamente el capitán dio cifras de rumbo y se ordenó el lanzamiento de los 4 torpedos. Mientras tanto el otro destructor rápidamente aumentaba la velocidad y activaba el ASDIC y viraba en redondo. No hizo falta que el marinero del hidrófono anunciara el cambio de rumbo del destructor, el sonido del ASDIC revelaba que se había activado la caza.

Los 4 torpedos salieron de sus tubos hacia sus presas y el submarino empezó a ganar profundidad y virar de rumbo, tratando de despistar al cazador. Los 4 torpedos encontraron sus blancos, pero no se podía confirmar que blancos habían sido alcanzados, pues el submarino empezó a sacudirse por la explosión cercana de las temidas cargas de profundidad. El destructor británico empezó a trazar un rumbo en círculos sobre la ruta probable de huída y lanzaba las cargas de profundidad cada 180º del giro sobre la ruta trazada de huida. El U-226 se sacudía cada vez más porque el destructor parecía haber localizado la ruta de huída del sumergible, esto era debido a la inestimable ayuda del ASDIC.

La caza se prolongó por espacio de 3 horas, cada vez parecía que el sumergible encontraba un hueco de salida en el patrón de búsqueda, esta ilusión desaparecía cuando el destructor lo localizaba de nuevo y lo machacaba con las cargas de profundidad. El sumergible ya tenía algunas vías pequeñas de agua sobre todo en la sala de torpedos. No estaba en peligro inminente pero eran preocupantes, era necesario emerger y proceder lo entes posible a la reparación provisional. Por fin pareció que el destructor perdía el rastro definitivamente, el U-226 permaneció cerca de 45 minutos más bajo el agua para asegurarse de que se le había perdido el rastro y cerca de las 0300 ordenó emerger.

En la superficie el temporal remitía y el oleaje no era tan fuerte, en el horizonte se podía observar un resplandor rojizo, señal inequívoca de un buque en llamas, el capitán no podía arriesgar un nuevo encuentro con el destructor en su estado por lo que ordenó un rumbo a su base de Lorient en Francia, el buque necesitaba reparaciones. Subieron los vigías de la guardia nocturna mientras se procedía a la reparación provisional de las vías de agua, los motores diesel fueron puestos en marcha y se empezó a achicar el agua de las sentinas y a recargar las baterías, el submarino empezó a alejarse de allí a 12 nudos. De pronto un vigía volvió a gritar: Achtung, achtung!!!!, señalando con el brazo izquierdo extendido a su frente a babor, el capitán se llevó los prismáticos de nuevo a la cara y observó una silueta solitaria, era un carguero, probablemente el que había escapado al anterior ataque.

Solamente se podían utilizar dos tubos de proa, rápidamente se procedió a cargarlos, se atacaría de noche en superficie y se alejarían de allí a toda máquina. El submarino se dirigió a media máquina contra el carguero, se recibió luz verde desde la cámara de torpedos, ambos tubos estaban listos. El blanco se encontraba a unas 900 yardas, el capitán ordenó el lanzamiento a esa distancia y también ordeno cambiar en 90º el rumbo y alejarse de allí a toda máquina. 90 segundos después dos enormes detonaciones desgarraron el casco del carguero y un estallido enorme desintegró el buque: el carguero iba repleto de municiones. El capitán en sus 3 años de guerra solamente había observado ese fenómeno otras 3 veces anteriormente y se apenó por los marineros enemigos que no habían tenido una sola oportunidad de salvarse.

El U-226 se alejó rápidamente del lugar, regresaba a su base para descansar y realizar reparaciones, los 4 meses de caza habían dejado agotado a los hombres y a la nave.

José Miguel Fernández Gil
"Alm. Yamamoto"
alm_yamamoto@hotmail.com

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