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Pearl Harbor Para empezar los buques en Pearl Harbor no eran en ningún modo "obsoletos", sólo porque hubiesen sido construidos dos décadas antes. Pensemos solamente en la edad de nuestro buque insignia, el "Príncipe de Asturias" (botado en 1982, a fecha de hoy 24 años) o el todopoderoso "Nimitz" (en activo desde 1975, 31 años de carrera pues). ¿Se consideraría que si el "Nimitz" y el "Príncipe" fueran atacados en el puerto de Rota, serían "chatarra de la OTAN") ¿Acaso alguien consideró el hundimiento del "General Belgrano" argentino, superviviente precisamente de Pearl Harbor, el hundimiento de una "chatarra"? No desde luego los ingleses, que lo atacaron fuera de la zona de exclusión de las Malvinas. El dicho de que en Pearl Harbor estaban los buques más viejos es una falacia. En 1941, EE.UU sólo disponía de dos acorazados modernos ("North Carolina" y "Washington"), recién entregados, y aún en pruebas. Los ‘viejos’ de Pearl Harbor eran buques construidos entre 1915 (los más viejos) y 1925 (los más modernos), y modernizados en los treinta. Entre ellos, cuatro de los cinco acorazados más modernos ("Maryland", "West Virginia", "California", "Tennessee"; el "Colorado" acababa de entrar en gradas para una remodelación). También estaban dos de los cinco portaaviones disponibles (el "Lexington" no estaba en el puerto porque una tormenta le había retrasado, y el "Enterprise" estuvo a punto de ser detectado), y los cruceros y destructores más modernos. Si Roosevelt hubiera querido una "flota cebo", habría dejado en Hawai a los vetustos "Wyoming", "Arkansas", "New York" y "Texas", al portaaviones "Ranger" (un prototipo fallido con una velocidad inadecuada), al transporte "Long Island" y un puñado de destructores del tipo "cuatro chimeneas". Así sí. Recordemos que la mayoría de las grandes marinas poseían acorazados que se habían batido en la Gran Guerra, y muchos (sino todos) habían pasado por un profundo proceso de modernización. Y en cuestiones tan vitales como los radares, los buques yanquis estaban muy por delante de cualquier acorazado japonés, italiano o francés (por ejemplo, el "West Virginia" fue uno de los primeros buques estadounidenses provistos de radar, aunque el día del ataque estaba apagado). Y en artillería antiaérea tres cuartos de lo mismo (de hecho, no hubo ningún cañón bivalente efectivo salvo el soberbio 127/38 norteamericano), y cuando más adelante se instalaron los "Bofors" de 40 mm y las espoletas de proximidad, su eficacia ya era totalmente demoledora. Por otra parte, los acorazados japoneses que escoltaban a la formación, "Hiei" y "Kirishima", eran mucho más viejos que los buques atacados. Y su mejor cualidad era su velocidad. Todos los acorazados de la clase "Kongo", en realidad cruceros de batalla a los que se le añadieron unas 450 toneladas de blindaje adicional en la reformas que se le practicaron en los treinta, tenían los defectos propios de un diseño imperfecto de la Gran Guerra que apenas fueron subsanados. Los acorazados yanquis hundidos pudieron ser rescatados precisamente por estar en puerto y en aguas someras. Esa misma flota atacada en alta mar habría sufrido pérdidas más cuantiosas (también los atacantes) y se habrían perdido las tripulaciones, en un momento en que la flota había iniciado su gran expansión. El valor de las instalaciones de Pearl Harbor es relativo, se habrían podido reconstruir en un tiempo más o menos aceptable, y los depósitos de combustible suplir mediante una flota de petroleros. La destrucción efectiva de la base naval habría requerido la ocupación de Oahu, algo que con los medios japoneses de 1941 resultaba prácticamente inviable. Los errores japoneses fueron especialmente graves. Como no emplear los torpederos Kates que, precisamente se habían reservado para exploraciones, para intentar localizar a los buques norteamericanos en alta mar, y que, con toda probabilidad, habrían localizado (y hundido) al "Enterprise" de regreso a su base. Que la flota norteamericana estuviera de ejercicios o en operaciones pre-bélicas era normal, si se piensa que en el Atlántico la flota yanqui estaba prácticamente en una guerra abierta contra los U-bootes alemanes (precisamente al saber por Ultra que los submarinos nazis tenían vetados los ataques a las naves del pabellón de las barras y estrellas). Que lo más selecto de la flota norteamericana fueran los portaaviones es algo muy discutible para la mentalidad de la época. En aquel momento (diciembre de 1941) la aviación naval se estaba modernizando a pasos agigantados y los portaaviones aún tenían mucho que demostrar, con unas cuantas excepciones: la caza del "Bismarck" (donde los ataques del flamante Victorious no habían conseguido nada) y por supuesto... Tarento. Por contra, los reveses eran especialmente sangrantes: en 1939 el sumergible U-29 había torpedeado al "Courageous", y al "Ark Royal" sólo le salvó la explosión prematura de los torpedos alemanes. Los Stukas habían machacado literalmente al "Illustriuos", precisamente después de su golpe de efecto sobre Tarento. De nada le sirvieron al "Glorious" sus aviones para evitar la destrucción a manos de los leviatanes "Scharnhorst" y "Gneisenau". Y el "Audacity", pese a su éxitos, había durado cuatro días. La época "dorada", la victoria contra los U-bootes en el Atlántico, los grandes desembarcos anfibios, Midway, Filipinas y Leyte aún estaban por llegar. Es sobradamente evidente que los estadounidenses esperaban un ataque. Tal vez en Asia o en las Indias holandesas; más posiblemente, en las Filipinas. Nunca lo habrían esperado en Hawaii. Se sabía que el ataque a Malasia era inminente, y los convoyes de invasión habían sido detectados (y Japón disparó el primero, contra un Hudson de la RAAF). ¿Y las pifias japonesas? Muchas también, veamos: Si Nagumo no sabía dónde estaban los portaaviones norteamericanos era exclusivamente por su culpa. Tenía un buen número de aviones B5N y de hidros que eran adecuados para hacer una descubierta. Pero Nagumo actuó con unas precauciones exageradas, temiendo una emboscada norteamericana. Lo sorprendente es que luego actuó temerariamente, tanto en Wake (enviando a sus dos portaaviones menores) como en el Indico y finalmente en Midway. De hecho, Nagumo tenía capacidad para hacerlo. Tenía dos cruceros pesados ("Tone" y "Chikuma") que habían sido concebidos expresamente para ese papel: tenían sus 4 torres a proa, y a popa tenían equipo para llevar y lanzar 5 hidros. Aparte, contaba con nada menos que 144 torpederos B5N, especialmente adecuados para el reconocimiento. Bastantes de ellos habían sido perdidos o dañados, pero aun así estaría disponible por lo menos dos terceras partes de la fuerza. Sin embargo, Nagumo en Pearl actuó mal. Comprometió el éxito de la operación usando sus hidros de reconocimiento, pero luego no los usó para buscar otros barcos en la zona. Tras el segundo ataque, se retiró a toda máquina, impidiendo la recuperación de aviones averiados o extraviados (y abandonando a sus tripulantes). Posteriormente, ante la crisis en Wake, envió a sus dos portaaviones menores ("Soryu" e "Hiryu") que corrieron el riesgo de ser derrotados por una fuerza norteamericana numéricamente superior ("Enterprise", "Lexington" y "Saratoga"). Saltándose el principio de concentración. Otra cuestión es que hubiera debido hacer. Nagumo tenía motivos para sospechar la presencia de portaaviones por los alrededores: no sólo no habían sido localizados el "Lexington" y el "Enterprise", sino que además habían sido detectados aviones navales volando sobre Pearl (el grupo aéreo del "Enterprise" volviendo a la estación de la isla Ford). El tiempo además favorecía las sorpresas. No sólo eso, otro riesgo era el de encontrar buques de superficie: Nagumo tenía a su disposición una fuerza bastante pequeña (2 cruceros de batalla y 2 cruceros pesados) mientras que la flota del Pacífico disponía de un buen número de acorazados (uno al menos no había sido avistado en Pearl) y bastantes cruceros pesados y ligeros. Por eso parece razonable no efectuar un tercer ataque a Pearl hasta haberse asegurado su posición. Otra cuestión es la conveniencia o no de un tercer ataque (Genda, Fuchida y Yamaguchi abogaban por ello). Creo que un aspecto es evidente: en Pearl Harbor quedaban muchos objetivos muy valiosos. Quedaban por lo menos, 3 acorazados dañados sólo ligeramente, 8 cruceros (de los cuales sólo dos, los "Helena" y "Raleigh", habían sido dañados), unos 40 destructores, submarinos, un gran número de buques del tren naval: buques taller, petroleros, minadores... Asimismo quedaban los tanques de petróleo, que como vio Fuchida estaban en superficie y expuestos a un ataque (éstos podían albergar cerca de 4.5 millones de TN; pero aún no estaban totalmente terminados y sólo contenían 900.000 TN). Lo mismo con las instalaciones de los aeródromos... Pero sería un objetivo difícil. No tanto por los aviones aún presentes (que había) sino por los centenares de cañones antiaéreos (los de los buques) que ya se habían mostrado bastante efectivos contra la segunda oleada y eso a pesar de disponerse sólo de munición para armas ligeras (por estar cerrados los pañoles). Era previsible tener un buen número de bajas, máxime debido a lo ligeros y vulnerables que eran los aviones japoneses. ¿Era ventajoso permanecer en el área? Había muchos posibles objetivos: por de pronto, todos los barcos que estaban saliendo al mar: cualquier buque hundido en el canal de Pearl dejaría la base cerrada una temporada (con todos los barcos grandes dentro). Los barcos atacados en el mar serían menos vulnerables, pero también estarían peor protegidos, y de ser hundidos se llevarían a buena parte de las dotaciones. Lo mismo con los aviones, era mucho más rentable derribar un avión y matar un piloto, que destruirlo en tierra. Vemos, que de estar hablando de 1943 o 1944, el procedimiento lógico sería: Recuperar a todos los aviones con seguridad. Lanzar una descubierta y mientras rearmar los aviones para un ataque contra buques. Si se descubría al "Enterprise" (casi seguro por la cercanía), atacarlo y hundirlo, junto con su agrupación de cruceros pesados. Si daba tiempo, lanzar un tercer ataque con los siguientes objetivos: 1 - Barcos en el Canal. 2 - Depósitos de petróleo. 3 - Talleres, diques secos, instalaciones auxiliares. Retirarse para evitar una sorpresa nocturna. A la mañana siguiente, lanzar una descubierta para buscar agrupaciones en el mar. Era probable sorprender al "Lexington" y a varios cruceros. Hacer un barrido de lo que flotase por la zona, especialmente al sur de Oahu. Plantearse si seguir con la operación (reaprovisionándose al norte de las Hawaii) o si retirarse por Wake. El problema era otro. Basta con revisar las operaciones de los portaaviones japoneses en la primera mitad de 1942: fueron las justitas. Pearl (7-12-41). Wake (sólo "Soryu" e "Hiryu", 21 al 23-12-41). Invasión de Rabaul (20 al 23-1-42). Persecución del "Yorktown" (1-2-42). Darwin (15 al 21-2-42). Java y alrededores (1 al 7-4-42). Indico y Ceilán (3 al 18-4-42). Persecución del raid de Doolittle. Mar del Coral (sólo "Shokaku" y "Zuikaku", junto con el "Shoho"). Es una actividad bastante intensa (comparada con
la de los ingleses) pero que ni se acerca a la posterior de los portaaviones
rápidos norteamericanos. Básicamente, la marina japonesa
no tenía capacidad para operaciones continuadas: carecía
de suficientes pilotos de reemplazo, y carecía de un tren naval
(y la correspondiente doctrina) adecuado. Bibliografía: "La guerra naval en el Pacífico". De la Sierra, L. Barcelona. Editorial la Juventud. "Errores militares de la Segunda Guerra Mundial". MACKEY, K. Madrid. Editorial Salvat, 2001. "Pearl Harbor, Drama en el Pacífico". JEAN-JACQUES ANTIER. Madrid. Editorial Salvat, 2001. Pearl Harbor, el Cebo. Revista "La Aventura de la
Historia". Nº 34. Agosto 2001. Santi Piquer |
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