Pearl Harbor
7 de diciembre de 1941
El infierno en el paraíso

 

Pearl Harbor
7 de diciembre de 1941
El infierno en el paraíso

Amanecía un cálido y tranquilo domingo de Diciembre de 1941. Las altas temperaturas contrastaban con la clásica imagen de unas navidades heladas y frías, pero faltaban 18 días para Navidad. En Hawai nunca han existido unas Navidades blancas como en el norte del continente americano o en la mayor parte de Europa.

Hacía mas de 2 años que en Europa se combatía en una cruenta guerra y desde el verano de ese año de 1941, los Alemanes habían invadido la URSS, en una campaña que en principio debería tener una duración de 3 a 4 meses, pero que ya llevaba cerca de 6 y las terribles heladas habían prácticamente paralizado la Wehrmacht a las puertas de Moscú. Zhukov había lanzado en la zona de Moscú, las enormes reservas humanas con que siempre ha contado la vieja Rusia -reunidas en Siberia y extremo oriente- y hacía retroceder a los helados Alemanes.

Mientras tanto en Washington D.C. el presidente Roosevelt había puesto en movimiento los engranajes necesarios para que el Japón diera el primer paso en un enfrentamiento bélico contra los Estados Unidos. Debido al fuerte sentimiento aislacionista el pueblo Estadounidense no quería involucrarse de nuevo en una cruenta guerra en Europa como en 1917. Solamente había una manera de que el pueblo secundara los deseos de Roosevelt para introducir a los Estados Unidos en la 2ª GM: ser atacados sin preaviso y a ser posible a traición.

Los pasos encaminados por la administración Roosevelt ponían al Japón contra las cuerdas. La última acta de embargo de todo el envío de crudo al Japón, y amenazar veladamente a otros países para que hicieran lo mismo, obligaba al Japón a humillarse internacionalmente y renunciar a su expansión en Asia y China, o como sabían en Washington D.C. a una declaración de guerra por parte del Japón.

No valía que el Japón declarase la guerra a los Estados Unidos y después realizara movimientos ofensivos contra sus posesiones en el Pacífico, pues existían muchas posibilidades que la población Estadounidense se polarizara entre quienes apoyaran al Gobierno en la guerra y quienes por el contrario reprochasen la inflexibilidad del Gabinete de Roosevelt por no haber intentado encontrar una salida pacífica al conflicto comercial. En 1941 parecía haber una campaña de desinformación hacia la población Estadounidense en los medios de comunicación y prensa escrita. No se hablaba de las presiones internacionales que se orquestaban desde Washington contra Tokio, pero sí que se hablaba de las frecuentes reuniones de alto nivel entre los representantes de ambos Gobiernos en busca de una salida consensuada de las tensas relaciones comerciales.


El Emperador Hiroito

El pueblo Estadounidense se preparaba para pasar unas Navidades blancas y en paz, pues desde todos los periódicos y emisoras de radio se hablaba cada vez más de una resolución al conflicto con Tokio, lo cual en parte era cierto, pero no era la salida que creía el pueblo, sino la que Roosevelt necesitaba y que se preparaba en Washington.

La noche del 6 de Diciembre de 1941 en Washington, se interceptó un largo radiomensaje a la embajada Japonesa con instrucciones de ser entregado al mediodía siguiente hora de Washington. Una vez descifrado el radiomensaje reveló lo que era: una declaración de guerra. Así pues, todo se iba a desarrollar como Roosevelt quería. Ahora sólo cabía esperar que el Japón les atacara, ¿dónde sería?. Este punto ha sido fuente de ríos y ríos de tinta durante más de 60 años. La historia oficial Estadounidense nos dice que sabían del movimiento de fuerzas anfibias Japonesas hacia el sureste asiático y las Indias Holandesas, por lo que se alertó a los mandos de Filipinas, Guam y Wake. También indican que se intentó alertar a los mandos de Hawai, pero debido a “condiciones atmosféricas” extrañas el mensaje no se pudo enviar por el canal oficial, así que se envió mediante cablegrama civil codificado, más lento si no se gastaba una suma importante de dinero para enviarlo de forma prioritaria y urgente, un gasto justificado y que el Gobierno Estadounidense se podía permitir.

Así pues llegamos al amanecer sobre la isla de Oahu. Eran las 0755, desde la base naval y desde el buque insignia de la Flota del Pacífico, se preparaban para realizar el riguroso acto de izada de bandera, cuando de pronto una explosión cercana rompió el silencio previo al sonar de las bandas militares que entonarían el himno nacional durante la ceremonia. Más explosiones y el rugir de docenas de motores de aviones rompieron la calma sobre la base naval de Pearl Harbor y los distintos aeródromos circundantes. Por espacio de casi 2 horas más de 350 aviones Japoneses acribillaron y destruyeron docenas de edificios y buques de la armada. Cientos de aparatos serían pasto de las llamas y más de 2.400 Estadounidenses perderían la vida, en un ataque “injustificado” y “traicionero” del Japón contra los Estados Unidos de América.

“Cogidos de improviso”, la base naval se convirtió en objetivo prioritario de la recién iniciada guerra entre ambas naciones. Una serie de factores que podían haber alertado la base Hawaiana fueron ignorados o pasados por alto por unos mandos incompetentes y en algunos casos negligentes, ¿o es que tenían órdenes al respecto?.

Las primeras noticias llegaron a Washington hacia las 1330 hora local, en esos momentos aun estaban atacando la base. El aviso llegó directamente desde Pearl Harbor, ¿cómo fue posible eso si unas horas antes desde Washington no se había podido enviar el aviso de alerta?. En la antesala del despacho del Secretario de Estado, estaban esperando los embajadores Japoneses para presentar la declaración de Guerra, poco después fueron recibidos por el titular de exteriores Estadounidense y fueron recriminados por éste por la decisión de Tokio de declarar la guerra, pero en ningún momento fueron informados de que sus fuerzas aeronavales estaban en esos momentos atacando Pearl Harbor.

El ataque a Pearl Harbor ha pasado a la historia como “el día de la infamia”, como bautizó el Presidente Roosevelt en su alocución al Congreso de los Estados Unidos y al pueblo Norteamericano el 8 de Diciembre de 1941. América estaba en guerra.

“Anote correctamente la hora, pues creo que no hemos hecho más que despertar a un gigante dormido, y obligarle a tomar una terrible resolución” . Almirante Isoroku Yamamoto, a bordo del buque insignia Nagato, 8 de Diciembre de 1941 (7 de Diciembre en Washington y Hawai)


Presidente de EE. UU. Franklin D. Roosevelt
General Tojo, Jefe del Gobierno japonés
El Almirante Nomura (izquierda) embajador especial enviado a EEUU para ayudar al embajador Kurusu (con sombrero) en las negociaciones con los EEUU.
Logan C. Ramsey
Su mensaje "Air raid over Pearl Harbor, not is a drill", ha quedado grabado en la historia del ataque sobre la base Estadounidense.
Fumimaro Konoye
Príncipe Japonés y Primer Ministro del Japón en 1941. Durante su mandato se fraguó el ataque sobre Pearl Harbor.
Cordel Hull, Secretario de Estado de EE.UU., junto a Joseph Grew embajador de Estados Unidos en Tokio.

José Miguel Fernández Gil
"Alm. Yamamoto"
alm_yamamoto@hotmail.com

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