Operación rescate del Graf Spee

El Graf Spee: la segunda guerra mundial llega al Río de la Plata

Desde que la segunda guerra mundial comenzó el 1ro. de septiembre de 1939, en el Río de la Plata se seguía con cierta lentitud el desarrollo de los acontecimientos. Debemos recordar que los medios de comunicación no estaban tan desarrollados como en la actualidad, y además, que luego de la ocupación de Polonia por alemanes y rusos, prácticamente la guerra se había estancado, realizándose solamente acciones aéreas y navales reducidas.

Sin embargo los barcos corsarios alemanes atacaban en el Atlántico, y se sabía de uno de ellos en particular, que estaba causando estragos: el Admiral Graf von Spee. Este barco había zarpado de Alemania antes del inicio de las hostilidades y era aprovisionado en el océano por el Altmark, con lo cual su capacidad de permanece en operación era casi ilimitada.

Repentinamente, el 13 de diciembre de 1939, la guerra llegó a estas latitudes encarnada en la ahora famosa Batalla del Río de la Plata y luego en la tragedia del Graf Spee ante las costas de Montevideo.

Este hecho bélico práctimente aislado, sin la misma importancia en el contexto general de la conflagración mundial de otras batallas u operaciones de mayor envergadura, marcó sin embargo para siempre la historia del Río de la Plata, y hasta el día de hoy el mito del Graf Spee está presente. No olvidemos que nunca antes, ni tampoco después, se tuvo en esas tierras la oportunidad de ver a un barco de guerra zarpar del puerto rumbo a una supuesta batalla.

En las librerías de Montevideo se pueden conseguir amplias variedades de libros sobre el tema, y en las ferias para turistas es común ver entre las fotos del Montevideo antiguo, aquellas que muestran al acorazado alemán amarrado en el puerto, o ya saliendo para su último breve viaje, o directamente en el momento de su explosión.


El ancla del Graf Spee en su emplazamiento en el puerto de Montevideo

Si bien la mayor parte de la tripulación del Graf Spee fue conducida a Argentina, quedaron en Uruguay muchos tripulantes, sobre todo los que estaban recibiendo atención médica y algunos otros que prefirieron no regresar a Alemania. La embajada alemana en Montevideo alquiló una quinta en Montevideo, adonde fueron trasladados posteriormente los tripulantes que quedaban en Uruguay. En esta quinta los alemanes aprendieron de a poco a integrarse a la cultura local, fabricando sus propios muebles, adoptando costumbres locales, formando hasta una pequeña orquesta, jugando partidos de fútbol, etc. Como anécdota graciosa se cita que en el primer año los alemanes fabricaron 2.000 litros de vino..... los cuales vendieron a los vecinos de Montevideo para comprar cerveza.

Los permisos de visitas a los alemanes de la quinta eran tramitados a través de la embajada de España, que por aquel entonces atendía los intereses de Alemania. En general, esa parte de la vida de los tripulantes en Uruguay fue prácticamente una vida normal, pudiendo tener permisos de salidas, amplias libertades, etc.

Sin embargo la situación cambió en 1943, cuando los tripulantes fueron trasladados al interior del país a causa del cambio en las relaciones diplomáticas entre Uruguay y Alemania, las cuales se rompieron finalmente en agosto de 1943.

Esta segunda etapa de internación en Uruguay fue algo más parecido a un verdadero internamiento de prisioneros de guerra, pero siempre con las flexibilidades que se podían dar en un país que no estaba directamente en guerra. Junto a los tripulantes del Graf Spee estaban también los del barco alemán Tacoma, y éstos se las podían arreglar para obtener permisos para salidas con cierta facilidad.

Incluso se dio el caso curioso en 1945 de que tres tripulantes alemanes se casaron con tres hermanas uruguayas hijas de un alemán. Los tripulantes estaban por aquel entonces internados en calidad de prisioneros, pero se les permitió participar de la ceremonia y al día siguiente volvieron a la prisión.

A la fecha de escribir este artículo, aún quedan tripulantes de ambos buques con vida en Uruguay, y las tareas de rescate de los restos del acorazado han causado un rebrote del mito del acorazado de bolsillo, creando interés en las nuevas generaciones.


Campana del crucero británico Ajax donada a Uruguay y exhibida en el Pueto de Montevideo

 

Gabriel Mansilla
gabman@adinet.com.uy

s

 

[ 1939-1945 - La Segunda Guerra Mundial - Los años que cambiaron el mundo © 2002 ]