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Arras, 21 de mayo de 1940
Los Alemanes tenían entre sus fuerzas blindadas un gran número de los obsoletos Pz I y Pz II que aunque eran rápidos, su armamento solamente era de ametralladoras o cañones ligeros de 20mm que eran ineficaces contra vehículos acorazados. También contaban con un número significativo de los más recientes Pz III, Pz 35 (t) y Pz 38 (t), dotados de los ineficaces cañones contra carro de 37mm que no podían hacer frente a los bien blindados carros Franceses como los Somua, Char B1 o el Renault R-35 y los Británicos “Matilda”. Los Alemanes tenían en esos momentos dos vehículos acorazados capaces de batir a cualquier carro que los Aliados pusieran en el teatro Europeo, eran los Pz IVD y el cañón de asalto StuG IIIB, ambos dotados del obús corto de 75mm. A pesar de que estos vehículos salieron de las cadenas de montaje en 1939, no se hicieron serios esfuerzos para construir una gran cantidad para la campaña de Francia de 1940 y solamente había un puñado de ellos en Mayo de 1940. Los carros Franceses y Británicos eran vehículos más lentos que sus contrapartes Alemanes y mejor blindados, pero estaban mal diseñados y tenían una tripulación reducida, lo que obligaba al jefe de carro a asumir las tareas de observación, mando y comunicaciones; También el tirador debía alimentar la pieza, apuntarla y dispararla, por lo que se encontraban en desventaja táctica frente a los rápidos Panzer Alemanes. Mientras que el arma acorazada en Alemania tenía un papel independiente respecto a la infantería, comportándose como un arma más en el campo de batalla, en Francia y Gran Bretaña aun tenían la función de apoyo a la infantería. Solo en Francia se habían creado algunas brigadas mecanizadas que operaban independientemente en el campo de batalla. Así pues mientras que los carros Alemanes eran vehículos rápidos y de gran autonomía, en los ejércitos Anglo-Franceses eran vehículos lentos, bien blindados y de poca autonomía.
Parecía que la unidad de Rommel podía ser aislada del grueso de las tropas Alemanas y los Británicos cortar el paso a las unidades de infantería que se reagrupaban a retaguardia de Rommel. En este momento podría producirse el milagro que esperaban los Franceses y Británicos para derrotar a los blindados Alemanes en su carrera hacia la costa del canal, pero la fortuna se alió con los Alemanes en forma del temible “88” antiaéreo. Este cañón antiaéreo se había probado eficazmente en España y Polonia contra blindados y fortificaciones, con un poder destructivo terrible, no había vehículo blindado en Europa en esa época que pudiera aguantar un impacto directo de un “88”. Rápidamente fueron desplegados los cañones de la batería antiaérea y empezaron a hacer un fuego terrible contra los lentos carros Aliados, poniéndolos fuera de combate uno a uno. Mientras los carros Alemanes operativos se dirigían a la retaguardia de las fuerzas de la BEF y desbarataban cualquier intento de la infantería Británica de unirse con los carros para batir a los “88”. Al atardecer, las fuerzas blindadas Británicas se veían obligadas a retirarse desordenadamente. Unidades de infantería Alemanas llegaban desde retaguardia para perseguir a la infantería Británica mientras los carros de Rommel eran reagrupados y reabastecidos, para al día siguiente continuar la rápida carrera hacia la costa del Canal.
José Miguel Fernández Gil |
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