Casos de Estudio 006:

Kamikazes

El Saint lô

Se puede citar como uno de los ataques más conocidos (por ser el primero y más efectivo de los pilotos de los Grupos especiales de ataque) el perpetrado por uno de los pilotos de estos grupos contra el portaaviones de escolta Saint Lô. Este portaaviones pertenecía a la Taffy 3 agrupación que ya había padecido -poco antes de sufrir un ataque suicida- los envites de la escuadra de Kurita; y se había saldado con un resultado nefasto para esta sufrida unidad, con la pérdida de un portaaviones: el Gambier Bay y tres destructores: Hoel, Jhonsons y Samuel j. Roberts.

La tripulación del Saint Lô vio como un Cero se aproximaba a ellos aparentemente con la intención de aterrizar en su cubierta, cuando de repente se elevó de una forma brusca y se estrelló contra él, antes de que nadie se pudiera dar cuenta de la maniobra. Se puede decir que esta acción fue un golpe de suerte, exactamente lo que se esperaba de este tipo de acciones cuando fueron aprobadas 1 avión por 1 barco como así sucedió en este caso.

El cero se estrelló contra uno de los ascensores iniciándose un incendio que se extendió con rapidez por el hangar y luego fue bajando hacia las bodegas, comenzando a producirse violentas explosiones que fueron desgarrando cubiertas, mamparos y estructuras. Los tripulantes recibieron la orden de abandonar el buque, cosa que muchos hicieron inmediatamente apenas con el tiempo justo para ver como su barco se hundía en unos 35 minutos, con muchos de sus compañeros a bordo.

La mayoría de los supervivientes denominaron al piloto "devil diver" (diablo en picado), porque además no sabían de la nueva táctica y creían que se trataba de un caso aislado. Algunos de los compañeros de este piloto se estrellaron a su vez contra otros portaaviones los Kitkun Bay, Kalinin Bay, White Plains. También reciben impactos los Santee y Swanee. Se salva de la refriega el Fansaw Bay en el cual cuando sus desesperados servidores de antiaéreos esperaban lo peor del ataque simultáneo de dos Cero, observaron no sin cierta angustia, como se rozaban entre sí estrellándose en el mar a pocos metros de su navío.

Mediavilla
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