Casos de Estudio 005:

Beda Fomm

El sueño de un Nuevo Imperio Romano

La intervención italiana en la segunda guerra mundial tiene su origen en varios puntos:

Italia no había sido satisfactoriamente recompensada por luchar y vencer en la Primera Guerra Mundial junto a los aliados

La ideología del fascismo y en particular de Mussolini de expandir los dominios italianos a través de la creación de un Nuevo Imperio Romano

Y el más importante, el sentido de oportunismo de Mussolini ante los acontecimientos de los primeros meses de la guerra

Destacaremos en particular el último punto, puesto que la intervención italiana en la Segunda Guerra fue más que nada un movimiento oportunista de Mussolini, quien estaba convencido de que pronto los alemanes derrotarían a los ingleses como casi ya lo habían hecho con los franceses, y en caso de no intervenir a tiempo, Italia no tendría el derecho a sentarse en la mesa de los ganadores, y reclamar su parte del botín de guerra. En su concepto debía librar una “guerra paralela” contra los aliados para capturar tanto territorio como le fuera posible antes de que éstos se rindieran ante el superior poder alemán

En la reunión con Hitler en el paso de Brenner, en marzo de 1940, el dictador alemán le había anunciado a Mussolini que estaba por lanzar su ofensiva contra Francia (aunque no comunicó nada acerca de su planeada invasión a Noruega y Dinamarca), y Mussolini se comprometió a participar, pero de acuerdo al éxito alemán en el ataque. Hitler no opuso reparos pues confiaba en que sus fuerzas armadas derrotarían por sí solas a todos los aliados juntos en occidente

Con esas ideas en mente, fue que Mussolini el 10 de junio de 1940 declaró la guerra a Inglaterra y Francia, pero sólo realizó este movimiento cuando Francia, considerada una fuerte potencia militar estaba prácticamente derrotada por el sorprendente ataque alemán.

Suponía que luego de la derrota de Francia, Inglaterra podría ser puesta fuera de acción en poco tiempo y de esta forma Italia tendría oportunidad de apropiarse de las colonias británicas en Africa: Egipto, la Somalía británica, Kenia y Sudán, además de ganar una posición dominante en todo el Mediterráneo y los Balcanes

Al día siguiente de la declaración de guerra italiana, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica le declararon a su vez la guerra a Italia

Ante las protestas de sus propios comandantes, que consideraban que Italia no estaba pronta para entrar en guerra, Mussolini le dijo a Badoglio: “Todo lo que necesito son unos miles de muertos para que pueda sentarme en la conferencia de paz como beligerante”.

La mayoría del alto mando italiano no estaba de acuerdo con la entrada en guerra de Italia pues eran conscientes de la falta de preparación de sus fuerzas. Italo Balbo, el prestigioso comandante de la Regia Aeronautica había dicho “no voy a soportar tanta estupidez durante mucho tiempo. Aguantaré un mes y luego me iré a Roma. Voy a armar un buen escándalo”. Según el conde Galeazo Ciano, Ministro de Asuntos Exteriores: “Jamás se emprendió una operación militar tan en contra de la voluntad de sus jefes”.

De las 32 Divisiones que los italianos lanzaron por la espalda de la casi derrotada Francia, la mayoría estaban tan mal equipadas que prácticamente no eran capaces de movilizarse. A pesar del estado de derrota francés, los italianos prácticamente no pudieron avanzar nada. Salvó a los italianos que los franceses pidieran la rendición a la semana siguiente de iniciado el ataque. Al final, luego del armisticio francés, los italianos no pudieron ganar más terreno que aquel que habían conquistado por sí mismos. Ninguna de las colonias o islas francesas fue dada a los italianos, pues Hitler prefería mantener a los franceses de su lado y no provocarlos con humillaciones innecesarias

El 28 de junio el Duce ordenó la invasión de Egipto, pero a pesar de la superioridad numérica (250.000 italianos contra unos 36.000 ingleses) el ejército italiano no estaba preparado para una guerra moderna contra potencias europeas. La ofensiva italiana comenzó finalmente el 13 de septiembre de 1940, en plena Batalla de Inglaterra entre las fuerzas aéreas alemanes y británicas y justo cuando el Imperio Británico parecía a punto de desvanecerse

Italia nunca declaró la movilización general porque solamente tenía equipos, uniformes y armamentos para 1.000.000 de soldados. Para tener más Divisiones disponibles Mussolini redujo la dotación de las mismas de 3 a 2 regimientos, logrando llegar a formar por este medio 80 Divisiones (Pero al mismo tiempo se mantuvo toda la plana de comandantes, estados mayores, servicios administrativos, etc.). Iniciada ya la guerra, por cada dos regimientos regulares se había incluido uno de Camisas Negras, reduciendo de esta forma la efectividad militar de las unidades y creando fricciones entre los militares de carrera y los provenientes de la milicia del partido. Efectivamente, los Camisas Negras eran tropas fieles al partido fascista, pero escasamente entrenadas desde el punto de vista militar, y por lo tanto, de dudoso valor en combate

La debilitada economía italiana obligaba a vender la mayor parte del material de guerra producido, e incluso en 1939 ya iniciada la guerra en Europa, seguían vendiendo a Inglaterra y Francia productos que para ellos mismos no podían retener (motores de aviación, torpedos, minas, etc.). Además el 80% de los artículos importados llegaban por mar y sabían perfectamente que en caso de guerra con los ingleses el Mediterráneo quedaría cerrado para ellos y además tenían la “espina en la garganta”: Malta en poder británico justo entre Sicilia y Libia

La “invasión” de Albania

El pequeño reino del Mar Adriático fue el centro de una nueva intervención italiana. Los italianos orquestaron una revolución dentro del reino, y con la excusa de poner orden, sus tropas comenzaron desembarcos en los puertos albanos el día 7 de abril de 1939. Ante la débil resistencia de los albanos, el resto del país fue rápidamente ocupado. Eso a pesar de que la mayor parte de las tropas italianas fueron reclutadas apresuradamente y carecían de la formación y experiencia adecuadas. Para algunos observadores, la conquista de Albania fue una clara muestra de la ineptitud de las fuerzas armadas italianas. El mismo Mussolini tomó cartas en el asunto estimando que sus fuerzas necesitarían al menos tres años más de preparación para estar en condiciones de participar en una guerra de verdad

A todo esto destacamos que de hecho, antes de la “invasión italiana”, el pequeño ejército albano estaba comandado por italianos y la economía estaba atada a las subvenciones provenientes de Roma. No se puede afirmar entonces que se tratara de un país invadiendo a otro, al menos desde el punto de vista militar

El 22 de mayo de 1939 Italia firmó el Pacto de Acero con Alemania, con el cual ambos países se comprometían a ser aliados en caso de cualquier guerra (No solamente defensiva sino también iniciada por alguno de ellos). Italia se vería pronto arrastrada a una guerra con Francia e Inglaterra para la cual no estaba preparada. El único motivo por el cual Italia no se vio obligada a participar desde el 3 de septiembre del lado alemán, fue porque no estaba militarmente preparada y Hitler, sabiendo que por el momento tampoco precisaba de sus aliados, le otorgó a Mussolini tiempo para preparar a su nación

Un hueso duro de roer: Grecia

En una reunión de los mandos italianos del 15 de octubre, Mussolini dio a conocer su intención de atacar a Grecia. Ciano anunciaba que muchos de los políticos griegos habían sido comprados y estaban dispuestos a apoyar la invasión desde adentro, algo que luego no resultó cierto

Los italianos habían buscado que Bulgaria participara en las acciones de manera que sus tropas fijaran en ese sector a las tropas griegas, las cuales se temía que se podrían lanzar contra el flanco izquierdo italiano

Las tropas italianas estarían a cargo del general Visconti Prasca, quien dispondría de 10 divisiones para el asalto y otras tres les serían enviadas por mar a la zona del Empiro. Sin embargo, antes de comenzar las operaciones el almirante Cavagnari, jefe de la marina, había informado que esto no sería posible porque los griegos ya habían tomado la previsión de bloquear el canal de acceso al puerto de Arta. Badoglio y los tres jefes de las fuerzas armadas consideraban riesgosa la invasión a Grecia, pero Mussolini no dio el paso atrás que sus consejeros pedían

Desde sus posiciones en Albania, los italianos atacaron a Grecia el 28 de octubre. La excusa usada para la agresión fue que los griegos le prestaban fondeaderos a la Royal Navy. Los británicos habían dado garantías a los griegos y estaban ante el compromiso de mandar tropas, pero el primer ministro griego Ioannis Metaxas las rechazaba por temor a que al aceptarla le diera una excusa a los alemanes para intervenir. A partir de ese momento además, los británicos estarían divididos en cuanto a la opinión de si era más importante el teatro de operaciones en Egipto o en Grecia

Mussolini de esta forma, estuvo por primera vez un paso por delante de Hitler. Hasta el momento Mussolini se enteraba de las nuevas ofensivas alemanas cuando ya se habían iniciado. El Duce le había dicho a Ciano: “¡Le pagaré con la misma moneda! Se enterará por los diarios de que hemos invadido a Grecia”. Así fue en efecto, porque el mismo 28 de octubre Hitler llegó en tren a Florencia para encontrarse con un Mussolini emocionado que le dijo: “¡Füehrer, estamos en marcha...en la madrugada de hoy tropas victoriosas italianas han cruzado la frontera grecoalbanesa!”

El ataque a Grecia fue casi totalmente improvisado. Muchas de las tropas italianas eran novatos, porque paradójicamente, 600.000 soldados entrenados habían sido llamados para colaborar en... la recogida de las cosechas!!!

Las Divisiones que participaron pertenecían a los Ejércitos 9º y 11º, abriendo las acciones con un desembarco en el puerto de Durazzo que logísticamente fue un total desastre. (Quedaron en el puerto la mayor parte de las provisiones por falta de medios de transporte y las tropas avanzaron con lo que podían llevar). Además las tropas no tenían abrigos para el invierno que pronto llegó y los casos de congelación resultarían un oscuro precedente para Barbarroja

Ante las enormes dificultades del avance italiano, las tropas griegas comandadas por el general Papagos, menores en número pero mejor equipadas, entrenadas, conocedoras del terreno y adaptadas al frío, no solo resistieron sino que además contraatacaron, llevando a los italianos más allá de su punto de partida y expulsándolos de gran parte del territorio de Albania

El general Visconti Prasca -quien había ascendido por motivos políticos más que por méritos militares- fue finalmente destituido por Mussolini quien quería de esta forma encontrar un culpable al fracaso italiano y de paso sacarse el peso de encima. Sin embargo, Badoglio, desafiando al mismo Duce, le recordó que él mismo había recomendado por lo menos 20 Divisiones más el apoyo de Bulgaria para emprender acciones contra Grecia. (Nada pasó en ese momento pero Badoglio pagaría su osadía siendo destituido el 6 de diciembre -aunque oficialmente se presentó el caso como una “dimisión”- y reemplazado por el general Cavallero) (El 8 de diciembre dimitiría también el Jefe de la Armada Italiana)

Para el 21 de noviembre el 9º Ejército Italiano había sido derrotado por los griegos. Solamente el envío masivo de fuerzas pudo contener la situación a mediados de diciembre, llegando a contar los italianos con 16 Divisiones contra 12 griegas. Un humillado Mussolini solicitó ayuda a los alemanes el 4 de diciembre de 1940 y aunque los alemanes cumplieron, el prestigio de las armas italianas nunca se recuperaría y siempre sentirían inferioridad ante su aliado del norte

Los vaivenes estratégico-políticos:

Anteriormente Hitler no había manifestado mayor interés por los Balcanes, desaconsejando incluso a Mussolini su ataque a Grecia, porque suponía mejor mantener la neutralidad de esta zona, para no crear un nuevo frente. Pero las fricciones por demandas de territorios entre Bulgaria y Hungría contra Rumania, y el cambio del régimen en Yugoslavia del 27 de marzo de 1941, en donde nacionalistas opuestos al régimen alemán habían tomado el poder, amenazaban el predominio alemán en la zona y los pozos de petróleo de Rumania. Por esos motivos tanto como para ayudar a los italianos en Grecia, Hitler tuvo que desviar recursos de su planificado ataque a Rusia

Finalmente las acciones en Grecia la revertirían los alemanes, derrotando a griegos e ingleses. Estos habían acudido en auxilio de los helenos luego de la muerte del Primer Ministro griego Metaxas, el 29 de enero de 1941, quien había rechazado hasta el momento los ofrecimientos de ayuda ingleses, precisamente para no provocar con ello una intervención alemana. Su sustituto fue M.A. Korizis

El desarrollo de las operaciones alemanas en Grecia escapa al alcance del presente Caso de Estudio, pero citaremos solamente que para abril de 1941 finalmente los griegos se rendían y los ingleses evacuaban a toda prisa, pero fueron las armas alemanas las que permitieron la victoria y no las italianas

Camiones Lancia con unidades de artillería prontos para avanzar en el desierto de Libia. El sueño de un nuevo imperio romano se apuntalaba en el convencimiento de que Alemania dejaría fuera de combate a Gran Bretaña

Gabriel Mansilla
gabman@adinet.com.uy

 

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