Casos de Estudio 003:

Estudio de factibilidad de la
Operación "Seelöwe"

15 de septiembre de 1940 (Relato)

Nota: Presentamos en este interesante relato una visión del autor de lo que podría haber ocurrido en el caso de que la invasión alemana se hubiera llevado a cabo.

Operación "Seelöwe" Mapa del plan de invasión final (Se abre en una ventana independiente para tenerlo a la vista mientras se lee el artículo)

15 de Septiembre de 1940, alrededores de Dover.

La Luftwaffe de Herman Göering había conseguido lo impensable, había aniquilado el Mando de Cazas de la RAF. Mediante los bombardeos continuos sobre las estaciones de radar y los aeródromos del comando sur de la Defensa Aérea de Gran Bretaña, había ido minando los efectivos de cazas del área sur. Los envíos de refuerzos del mando centro no habían podido compensar las pérdidas sufridas en Agosto y las primeras semanas de Septiembre.

Los aeródromos Británicos del mando sur, eran un enorme cráter, impracticables y derruidas sus instalaciones, decenas de esqueletos calcinados de Hurricane y Spitfire, jalonaban las pistas y sus alrededores. Habían sido destruidos en tierra, cuando los Ju-87 destruían las estaciones de radar, los peligrosos Ju-88, Do-17 y He-111 aparecían sin previo aviso sobre los aeródromos y soltaban su mortífera carga sobre los desprevenidos desdichados en los aeródromos.

Decenas de pilotos de varias nacionalidades (muchos de ellos pertenecían a los países sometidos por los Alemanes tales como: Polacos, Checos, Yugoslavos) habían muerto. Otros provenían de los confines de la Commanwealth: Australianos, Neozelandeses, Surafricanos, Canadienses, estos últimos tenían además pilotos voluntarios Estadounidenses. Debido a la falta de aviones de adiestramiento muchos pilotos eran enviados al frente con apenas unas docenas de horas de vuelo. Las factorías no podían suplir las continuas bajas de aparatos y muchos pilotos debían esperar a ocupar el puesto de un camarada herido a los mandos de su acribillado aparato.

El día estaba amaneciendo despejado cuando desde los acantilados cercanos los puestos de observación de la Home Guard y la defensa civil, pudieron detectar una gran formación de buques que provenientes de la costa Francesa se dirigían hacia la costa Británica. Decenas de transportes y barcazas conteniendo a miles de soldados Alemanes se dirigían a las cabezas de playa, escoltados muy de cerca por minadores, dragaminas, torpederos y destructores; estos últimos con la misión de ahuyentar a los escasos submarinos Británicos que operaban en esas aguas. Por detrás de esa miscelánea de buques de transporte y escolta, navegaban los cruceros de batalla, pesados y ligeros con la misión de apoyar con sus cañones los puntos de desembarco.

En sus aeródromos Franceses, los Ju-87 esperaban con sus pilotos a sus mandos la salida del sol, señal del despegue, para dirigirse a las cabezas de playa para realizar los bombardeos tácticos, que tanto habían contribuído a la Blitzkrieg en Mayo pasado. Varias Decenas de Bf-110C y Me-109E estaban igual de preparados para escoltar a los Ju-87 en su camino a Gran Bretaña.

En Noruega, la Luftflotte V, estaba preparada para salir en cuanto los submarinos apostados cerca de los fondeaderos de la Royal Navy informaran de la salida del grueso de la flota para dirigirse al canal. Los Ju-88 dotados de torpedos y los Do-17 con bombas intentarían dañar a los cruceros y acorazados Británicos durante su ruta al sur.

Los temidos Fallchimsjaëger Alemanes a bordo de sus transportes Ju-52, se dirigían hacia la retaguardia de las unidades de la defensa costera Británica: debían hacerse con el control de algunos aeródromos y de los centros locales de alerta aérea por radar. Si la defensa aérea quedaba cegada, los pocos bombardeos y cazas que aun restaban en el centro y el norte de Gran Bretaña no podrían coordinar los ataques a las cabezas de playa.

Al alba, empezaron a rugir los cañones de los buques pesados Alemanes. Un grupo de lanchas rápidas Alemanas se dirigían rápidamente -con un pequeño grupo de ingenieros a bordo - hacia los puertos de Dover y Plymouth, para ocupar las instalaciones portuarias necesarias para descargar el inmenso material vital para alimentar la invasión. Sobre el cielo decenas de Ju-52 sobrevolaban los buques con los temidos y eficaces paracaidistas Alemanes en su interior hacia las zonas de lanzamiento.

En los cuarteles generales Británicos sonaban frenéticamente los teléfonos, los vigías de costa intentaban informar de la invasión, los encargados locales, ordenaban el activamiento de la Home Guard y de las unidades de la defensa civil. Las pocas estaciones de radar activas pronto serían neutralizadas, pero ya habían empezado a detectar las formaciones de bombarderos y cazas que se dirigían hacia la isla. Esa mañana del 15 de Septiembre de 1940 la invasión había empezado.

Sobre las 0800 de la mañana se había tocado zafarrancho de combate en todas las unidades de superficie de la Royal Navy en sus fondeaderos de Scapa Flown y el Firth of Forth. Primero los veloces y peligroso destructores habían salido a patrullar la salida de estos fondeaderos para evitar las incursiones de los U-boote. Antes de las 0900 salían flanqueados los acorazados y cruceros de batalla por los cruceros ligeros y pesados de la Home Fleet y detrás de éstos, los portaaviones Británicos empezaban a izar los cazas para ponerlos en el aire inmediatamente que estuvieran en aguas abiertas. Todo este despliegue no pasó desapercibido a los sumergibles Alemanes destacados a la salida de esos fondeaderos. Rápidamente comunicaron a los mandos de la Luftflotte V estos avistamientos y bosquejaron una ruta probable, hacia el sur.

El polifacético Junkers Ju-88

Desde los aeródromos Noruegos se levantaron raudamente los Ju-88 y los Do-17 dirigiéndose rápidamente hacia sus objetivos, tenían prioridad los portaaviones y los buques de batalla, sobre las unidades menores. El día era despejado y el vuelo se hizo tedioso, solo hasta que cuando se aproximaron a menos de 50 millas de sus objetivos, los cazas de los portaaviones empezaron a atacarles. Detrás de éstos estaban un puñado de Hurricane y Spitfire con la misión de proteger a la flota. Sin el apoyo de cazas los bombarderos Alemanes eran masacrados en su ruta de aproximación. Cuando los supervivientes detectaron la flota Británica empezaron a romper la formación para atacarles con los torpedos y bombas.

La artillería antiaérea de los buques Británicos causaba estragos entre los grandes y vulnerables bombarderos. Ese día la Luftflotte V perdió mas de la mitad de sus efectivos en un ataque desafortunado, ningún buque Británico recibió más que una rociada cercana de metralla y agua. Los torpedos lanzados desde demasiada distancia fueron sorteados sin dificultad por los buques Británicos y los bombarderos, una vez librados de su mortífera carga eran seguidos por las armas antiaéreas cobrándose de esta forma más víctimas.

Los U-boote testigos del inútil sacrificio de los pilotos intentaron infiltrarse entre la desecha formación Británica y aprovechar el caos reinante para cobrarse algunas víctimas. Estos ataques tuvieron alguna suerte: los cruceros de batalla Renown y Repulse fueron dañados por el impacto de varios torpedeos y el crucero pesado London recibió dos impactos que le volaron el pañol de popa y se hundió vertiginosamente. Estos audaces ataques no quedaron impunes, pues los destructores Británicos se cobraron 4 submarinos Alemanes. Así pues, al mediodía, rehecha la formación la flota Británica enfiló de nuevo al sur para caer al alba siguiente sobre las cabezas de playa.

Mientras tanto en los cielos de la costa suroriental Británica, los escasos cazas Británicos trataban de frenar la inmensa marea de aparatos Alemanes que bombardeaban las columnas Británicas que se dirigían al sur para repeler los desembarcos. Un puñado de bombarderos Stirling y Halifax intentaban atacar a la flota fondeada frente a las cabezas de playa, pero los Bf-110C y los Me-109E les obligaban a pagar un alto precio por ello. Aquella tarde del 15 de Septiembre de 1940, se produjo un receso de los combates aéreos, la RAF había puesto toda la carne en el asador y había salido derrotada, era el momento de la flota.

El mando de invasión sabía que la flota Británica prácticamente ilesa se dirigía hacia las cabezas de playa y que era probable que cayese sobre la flota de invasión aquella madrugada o al alba. Seelöwe se hallaba en peligro de muerte y se avecinaba la hora decisiva. El almirante Raeder había ordenado a los torpederos, destructores y lanchas torpederas abandonar sus puestos de vigilancia cercana para dirigirse a interceptar a la flota británica para atacarla con torpedos durante la noche. La vigilancia nocturna la llevarían a cabo los dragaminas y minadores, que habían extendido durante todo el día un campo de minas para proteger los flancos de la flota invasora. En Francia, los aparatos eran preparados para una acción en el mar, debían acabar con los buques que hubieran sobrevivido y aun se dirigieran hacia las cabezas de playa.

La última barrera defensiva la componían las unidades mayores de la Kriegsmarine, las cuales se hallaban a más de 20 millas de las cabezas de playa para sumarse al ataque de los buques Británicos junto a la Luftwaffe.

Hacia las 0300 de la madrugada del 16 de Septiembre los radares de superficie de los destructores Británicos detectaron a la flota torpedera Alemana y dieron la alarma. Rápidamente los destructores pasaron al ataque en un intento de detener a los destructores Alemanes y los torpederos. Lejos de su punto de intercepción, se produjo una impresionante melee donde buques amigos y enemigos se cañonearon entre sí sin distinción. Las veloces y pequeñas lanchas torpederas aprovecharon un hueco entre la pantalla defensiva y pasaron a la acción. Desde los cruceros y buques de batalla hablaron los cañones ligeros en un intento de detenerlas. Algunas de ellas fueron volatilizadas antes de alcanzar un buen punto de lanzamiento, pero otras pudieron enfilar a los portaaviones y acorazados y les lanzaron los torpedos. Estos letales peces metálicos se dirigían raudos hacia sus objetivos entre dos aguas y minutos después tremendas detonaciones seguidas por lenguas de fuego se alzaron de los costados de algunos buques. El portaaviones Illustrious había recibido un impacto, el acorazado Nelson tocado con 2 torpedos debía abandonar la formación, los cruceros pesados Suffolk, Kent y Cornwalles tocados también por torpedos estaban ardiendo y apunto de su hundimiento. A pesar de todo el grueso de la formación Británica seguía intacta y continuaba su camino al sur. Los destructores Británicos habían ahuyentado a sus contrapartes Alemanes y volvían a proteger a la flota y los buques dañados.

Los supervivientes Alemanes informaron del resultado del ataque y de que no habían conseguido detener a la flota Británica, así pues el enfrentamiento definitivo tendría lugar al alba cerca de la cabeza de playa.

Eran las 0640 cuando se tocó zafarrancho de combate. Los primeros rayos de sol despuntaban por levante, desde los aeródromos Franceses despegaban los Ju-87, los Ju-88 con torpedos y los Do-17 con bombas; los buques mayores ya tenían las piezas principales cargadas y listas para abrir fuego en cuanto los directores de tiro les dieran una resolución válida de fuego. Al otro lado de la línea de tiro, los buques Británicos también avanzaban con las armas listas, la ventaja que les proporcionaba el radar había detectado la barrera de buques Alemanes y se dirigían hacia ellos.

De repente el aire se llenó de estelas mortíferas, los “Stukas” y demás aviones habían detectado la flota Británica y se lanzaban al ataque. Algunos Spitfire llegaban en ese momento sobre los buques Británicos y sin tiempo de adoptar una formación de combate se aprestaban a interceptar a los aviones Alemanes. Los buques Alemanes informados de la presencia Británica arrumbaron hacia ella para apoyar la acción aérea. Eran las 0710 cuando dio comienzo la batalla naval de Inglaterra. Primero los letales “Stukas” picaban hacia los serpenteantes buques británicos esquivando las nubecillas de los proyectiles antiaéreos que estallaban a su alrededor. Algunos lo conseguían otros no. Piques cercanos rociaban a los buques británicos por el estallido de bombas cercanas y de cuando en cuando eran sacudidos por un impacto directo.

Los Ju-88 en vuelo rasante se acercaban a los objetivos para lanzarles los torpedos que llevaban trincados bajo el fuselaje, mientras que por encima de ellos los Do-17 lanzaban en vuelo bajo horizontal su carga mortífera. La formación Británica se rompió y cada buque por sí solo podía maniobrar para poder esquivar el diluvio de bombas y torpedos que los buscaban. Los cazas de la RAF superados en número se veían impotentes para frenar las continuas oleadas de bombarderos Alemanes, y de entre ellos salían algunos Me-109E que los interceptaban. Se podía decir que la RAF como cuerpo de combate había dejado de existir.

Los veloces destructores británicos recibieron la orden de dirigirse contra viento y marea hacia las cabezas de playa e intentar causar el mayor daño posible. Durante su viaje detectaron a los buques cercanos Alemanes e informaron de ello, siguiendo su camino hacia su objetivo. De entre la ligera bruma que envolvía los transportes vislumbraron sus objetivos y empezaron a alistar sus tubos lanzatorpedos para pasar al ataque. De repente el buque guía saltó fuera del agua y estalló: había chocado contra una de las minas que habían colocado la tarde anterior los minadores Alemanes. Otro destructor un minuto después chocó contra otra mina y estalló. Así fue que los restantes destructores detuvieron el ataque desconcertados. Sobre sus cabezas unos “Stukas” pasaron a la acción obligándoles a retirarse.

Más al norte los cuerpos principales de las flotas enfrentadas hicieron hablar sus cañones principales. Los Alemanes a pesar de estar en inferioridad numérica, contaban con la ayuda de la Luftwaffe que continuaba con el ataque aéreo. Los acorazados Británicos estaban plagados de muertos, alcanzados por bombas y torpedos eran enormes piras funerarias. Los cruceros ligeros que intentaban parar con sus armas antiaéreas el valeroso y efectivo ataque aéreo, estaban ahora bajo el ataque de los cañones de los cruceros Alemanes y debían maniobrar para descentrarse, lo que restaba efectividad a la sombrilla antiaérea. Por su parte, los cruceros pesados Británicos intentaron un ataque con torpedos, para ser rechazados por los cañones de grueso calibre de los acorazados de bolsillo alemanes que no les quitaban ojo durante la batalla. Una y otra vez los Británicos intentaban romper la línea Alemana para dirigirse contra los transportes que intuían cerca, pero los buques Alemanes y los aviones les impedían seguir adelante. Uno a uno los buques principales Británicos quedaban a la deriva cuando los daños alcanzaban los timones o sus salas de máquinas. Los incendios en algunos se tornaban incontrolables y se ordenaba su abandono. La Home Fleet se enfrentaba a una derrota sin precedentes en su historia, los buques Alemanes estaban saliendo bien parados pues al tener los Británicos que maniobrar constantemente, no podían centrar su fuego contra los germanos.

Los buques Británicos iban cayendo uno tras otro y al caer la tarde se dio la orden de retirada, solo la pudieron cumplir un número patético de buques. Al retirarse tuvieron que sufrir el zarpazo de los destructores y torpederos Alemanes que habían desbandado la madrugada anterior. Los destructores Británicos que regresaban del fallido intento de caer sobre los transportes Alemanes, evitaron la formación Alemana sabedores que nada podrían lograr, algunos habían sido gravemente dañados por los “Stukas” y no creían probable regresar a sus bases.

El bombardero en picado Ju-87

Al anochecer la amenaza Británica sobre los transportes había desaparecido, a la Royal Navy solo le quedaba la probabilidad de usar sus submarinos, pero estos no fueron muy efectivos por culpa del campo de minas que protegían los transportes y la meticulosa vigilancia que tenían los destructores Alemanes. Se conseguía algún esporádico impacto sobre algún buque que cubría la travesía entre las cabezas de playa y la zona de embarque en Francia.

El 17 de Septiembre de 1940 empezó el fin de Gran Bretaña.

José Miguel Fernández Gil
"Alm. Yamamoto"
alm_yamamoto@hotmail.com

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