| ||||||
Casos de Estudio 003: Estudio de factibilidad de la
Fuerzas de la Kriegsmarine para "Seelöwe"
Cuando en 1935 Alemania denunció el Tratado de Versalles de 1919, emprendió de nuevo el rearme de la Wehrmacht. La Kriegsmarine, que era una de sus armas, decidió volver a renacer de sus cenizas, cual ave fénix, para retornar a su momento de máximo esplendor, que fue el comienzo de la 1ª GM. El Tratado de Versalles había limitado en gran medida el potencial bélico de Alemania. En cuanto a su Kriegsmarine no podía construir buques de tonelaje superior a 10.000 tns (desplazamiento máximo para cruceros pesados), no podía disponer de portaaviones ni de submarinos. Todas estas armas eran consideradas ofensivas por lo que tenía prohibido su desarrollo y construcción. Durante la vigencia del Tratado, la Kriegsmarine usó el famoso ingenio y eficiencia Germana para desarrollar un tipo de buque que oficialmente desplazaba 10.000 tns -pero en realidad las superaba- con un armamento mayor que un crucero pesado, 11” (280mm) y una autonomía muy considerable: los acorazados de bolsillo (Panzerschiff) de clase Admiral Graff Spee. Estos buques fueron patrimonio exclusivo de Alemania, pues no tuvieron una contrarréplica en ninguna otra Armada del mundo.
En 1938 se pusieron las quillas de los acorazados más famosos de la guerra en Europa: los clase Bismarck. Estos dos buques fueron capaces de atraer sobre si una atención sin precedentes para unos buques de esta clase y en este período, pues cuando nacieron ya estaban obsoletos y en la era de la aviación los acorazados habían perdido su principal papel en las flotas, pero esto no quedó patente hasta 1941. El Tirpitz gozó de una vida operativa más larga, pero sólo vio algunas acciones de combate en el Mar del Norte y pasó gran parte de su carrera fondeado en los fiordos Noruegos, una misión que cumplió con creces, pues mantuvo fondeada en sus bases de Escocia a gran parte de la Flota Británica, y finalmente resultó hundido por la aviación embarcada en su solitario y gélido fondeadero del norte. En cuanto a los cruceros pesados, Alemania construyó la clase Admiral Hipper. Diseñados como los sustitutos de los antiguos corsarios de superficie, gozaban de una gran autonomía debido a que combinaban las turbinas de vapor con motores diesel para la navegación económica, pero en la práctica resultaron un fiasco y ninguno de ellos fue utilizado como tal. Capítulo aparte hay que mencionar la única misión de guerra que llevó a cabo el Bismarck, que junto al Prinz Eugen trataron de llevar adelante en mayo de 1941 y que acabó con el hundimiento del primero y el regreso precipitado del segundo con averías, después del breve encuentro con el Hood y el Prince of Wales, conocido después como la batalla del Estrecho de Dinamarca. Los combates entre la Kriegsmarine y la Royal Navy fueron casi un calco a los habidos entre la HochseeFlotte y la Royal Navy entre 1914 y 1918, con la única excepción de Jutlandia en 1916. Estos combates se limitaron a pequeños encuentros entre una pequeña parte de ambas flotas y se limitaron a las gélidas aguas del Atlántico Norte. El esperado encuentro entre los gruesos de ambas flotas nunca se dio, porque Hitler sabedor de la inferioridad de su Armada no quiso comprometerla en un “glorioso” combate al estilo Wagneriano, lo cual si quiso para su ejército, su pueblo y él mismo en la primavera de 1945. A Hitler siempre se le ha comparado su estrategia naval a la de Napoleón. Ambos fueron unos dirigentes de mentalidad continental, por ello nunca intentaron obtener el control de los mares y costas circundantes a sus territorios mediante la construcción de una verdadera flota de combate. Por parte del dictador Alemán, además podemos añadir una mentalidad terrestre, pues el comandante en jefe de la Kriegsmarine advirtió que una poderosa flota de combate sin la protección de portaaviones sería un tigre sin garras ni colmillos, por lo que se planteó la construcción de 3 portaaviones de la clase Graff Zeppelín. El primero que daba nombre a la clase fue botado en 1940, pero pocos meses después fue paralizada su construcción y su casco fue capturado por los Británicos cuando ocuparon Hamburgo. Estos portaaviones serían el equivalente a unos portaaviones ligeros pero con un desplazamiento algo superior. Con una dotación cercana a los 40 aparatos, parte de ellos deberían ir estibados sobre cubierta y otra parte debían ir trincados del techo del hangar. La dotación de cazas estaría formada por Me-109E dotados de un gancho en la cola para su toma de cubierta. La dotación de bombarderos en picado estaría formada por “Stukas” remodelados de igual forma que los Me-109E. Cuando se suspendió la construcción del portaaviones Italia adquirió los Me-109E para su portaaviones Aquila, pero este no estaba listo en septiembre de 1943 y su alistamiento fue cancelado en virtud del armisticio con los Aliados. El Graff Zeppelín no tendría dotación de torpederos pues Alemania no había emprendido su desarrollo y construcción, un fallo estratégico pues éstos, aunque no operasen desde portaaviones, podían hacerlo desde aeródromos terrestres cercanos a la costa. Sin embargo para esta misión Alemania empleó los transportes cuatrimotores Fw-200 “Condor” y los bombarderos medios Ju-88. Tampoco Alemania impulsó un plan estratégico de construcción de destructores para la lucha antisubmarina pues dependía muchísimo menos del comercio marítimo que Gran Bretaña. Donde sí se impulsó la construcción y la experimentación fue en el arma submarina; única arma que podía doblegar a Gran Bretaña y así fue hasta 1942, cuando los Estados Unidos y Gran Bretaña iniciaron su campaña conjunta antisubmarina. Otro elemento se sumó a la derrota submarina de Alemania, la obtención de una maquina “Enigma” y sus claves. Gracias a este logro muchos convoyes lograron sortear el peligro de los llamados “Wolf Pack” y las unidades antisubmarinas fueron más eficaces en cuanto a la intercepción y el hundimiento de los sumergibles Alemanes. Se puede decir que el desarrollo de las nuevas armas Alemanas siempre tuvo el mismo epitafio: “demasiados pocos y demasiado tarde”. En 1944 Alemania consiguió desarrollar y construir el primer sumergible moderno, la clase XXI. Estos sumergibles podían desarrollar una velocidad en inmersión casi tan elevada como en superficie, y con una cota de inmersión más alta que los anteriores de clase VII y IX, tenían mayores probabilidades de escapar a los medios antisubmarinos Aliados.
Para 1940, año previsto para “Seelöwe”, Alemania no podía contener a la Royal Navy bajo ningún concepto. No contaba con acorazados modernos, disponía aun de los viejos y obsoletos predreadnought (pero más apropiados como guardacostas acorazados en el Báltico que como buques de línea), un pequeño puñado de cruceros de ambas categorías y 2 cruceros de batalla. El arma que podría haber mantenido a la Royal Navy en sus fondeaderos del norte, los submarinos, eran insuficientes en número, cercanos al medio centenar. Pero no todos podían ser usados en esta misión, pues la lucha contra los convoyes en todo el Atlántico estaba en marcha y eran más necesarios allí que en las aguas costeras de Gran Bretaña, donde constreñidos en un lugar con poca profundidad, cercano a la costa, de donde partirían los aviones antisubmarinos, junto con una gran cantidad de buques de escolta y antisubmarinos que navegaban constantemente en alerta, muchos de ellos serían cazados antes de conseguir un resultado positivo. Así pues la premisa principal para llevar a buen puerto la operación “Seelöwe” era la que en la práctica fue la utilizada: conseguir el predominio aéreo sobre los cielos de Gran Bretaña, o en su defecto todo el sur de Gran Bretaña, que aseguraría no solamente la cabeza de playa necesaria, sino también la defensa contra la Royal Navy. José Miguel Fernández Gil |
||||||
[ 1939-1945 - La Segunda Guerra Mundial - Los años que cambiaron el mundo © 2002 ] |