Operación "A-Go": Batalla del Mar de las Filipinas

 

Operación "A-Go": Batalla del Mar de las Filipinas

[ 20 de junio de 1944 ]

Desde las 0530, 24 aparatos de la TF 58 exploraban un sector comprendido desde los 205º hasta los 335º y un radio de 325 millas. Para desesperación de Spruance nada detectaron. Y, para empeorar las cosas aun más, un débil frente frió que se movía hacia el sur dejó a su paso algunas nubes y chubascos.

Por su lado Ozawa envió 9 hidros a las 0530 para que buscasen a los estadounidenses en un sector comprendido desde los 40º hasta los 140º y un radio de 300 millas y a otros 6 aparatos a las 0645. Una hora después uno de los últimos hidroaviones señaló, equivocadamente, la presencia de 2 portaaviones estadounidenses. Como las comunicaciones con el Haguro eran malas, Ozawa no recibió un informe, enviado por Kurita, hasta mucho más tarde, y que le recomendaba dar por terminada la batalla y retirarse al Japón. Ozawa que a las 1300 transbordó al Zuikaku, desestimó el informe y ordenó petrolear, continuando con el mismo rumbo para volver a atacar el 21 de junio. Algo más tarde se interceptaron mensajes estadounidenses que señalaban la posición de la Escuadra Japonesa: crispación abordo de los buques japoneses, Ozawa ordenó terminar la faena y arrumbar al noroeste a 24 nudos dejando atrás a los 6 petroleros junto a la compañía de otros tantos destructores.

Por fin eran descubiertos los portaaviones japoneses a las 1200: una docena de voluntarios del USS Lexington II en otros tantos F6F equipados con depósitos suplementarios y una bomba de 227 kilos realizaron la exploración aérea estadounidense más larga de toda la guerra. Exploraron un sector al oeste-noroeste de ¡475 millas!;pero nada descubrieron. La suerte seguía esquiva con los estadounidenses pero no duraría mucho. A las 1330 otra fuerza lanzada para explorar el sector comprendido entre los 275º hasta los 315º, dio por fin los frutos que desde hacia dos días y medio esperaban; un avión del USS Enterprise descubría los buques de Ozawa a las 1540 y a 275 millas de la TF 58, la distancia era errónea, en realidad estaban a 335 millas. A las 1620 la TF 58 aproó al viento y en un tiempo récord ¡10 minutos!, puso en el aire a: 85 cazas, 77 bombarderos en picado y 54 torpederos al mando del Capitán de Fragata Bernard M. Strean. Los aparatos acababan de desaparecer por el horizonte cuando se notificó a Mitscher que la distancia era errónea, estaban 60 millas más lejos, a pesar de que los cazas y los bombarderos en picado llevaban depósitos auxiliares de combustible, estos llegarían casi con los depósitos vacíos a la TF 58 y para colmo sería de noche cuando intentasen tomar cubierta; muchos pilotos estadounidenses no estaban preparados para ello.

La segunda fuerza de ataque que se preparaba para ser lanzada se canceló, y los portaaviones estadounidenses se dirigieron hacia los buques japoneses a buena marcha para acortar el viaje de regreso de los aviones que llegarían sin combustible. Strean localizó a los portaaviones de Ozawa a las 1840, a tan solo 20 minutos del ocaso. Los primeros que fueron localizados fueron los petroleros y sus escoltas; luego a 36 millas los portaaviones de la 3ª División con los dos acorazados, los cruceros de batalla y la mayoría de los cruceros; a 8 millas al norte de la 3ª se encontraban la 2ª División que incluía el Nagato y el Mogami y a 15 millas al nordeste de la 2ª los restos de la 1ª División que ya sólo contaba con el Zuikaku y sus escoltas.

A las 1700 Ozawa había lanzado una patrulla de exploración pero no descubrieron a los estadounidenses. Estos llegaron sobre sus buques al mismo tiempo que los de Strean y 7 fueron derribados por los F6F. La patrulla había detectado a los aviones estadounidenses con el tiempo suficiente para que Ozawa pudiera poner en el aire a todos los cazas disponibles: 70 que superados en pericia, en calidad de los aparatos y en número apenas inquietaron a los F6F de Strean.

El ataque de los estadounidenses sobre la flota japonesa duró 20 minutos, los que faltaban para la puesta del sol. A pesar de que los objetivos principales eran los portaaviones, los primeros que sucumbieron fueron los lentos petroleros, 2 de ellos quedaron tan mal parados que al caer la noche fueron rematados por los destructores de su escolta. El Hiyo fue atacado por 8 aparatos pertenecientes al USS Yorktown II y el USS Belleau Wood que le alcanzaron con dos torpedos; le inutilizaron el timón y le reventaron los depósitos de combustible, el portaaviones, presa de las llamas, sacudido por continuas explosiones internas y plagado de muertos, se hundió de proa quedando unos instantes en posición vertical. El siguiente fue el Ryuho que, milagrosamente, salió ileso. Por el contrario, el Junyo fue alcanzado por dos bombas que le destrozaron la cubierta de vuelo y los hangares pero por fortuna fue salvado. El mayor objetivo fue el Zuikaku, bombardeado, torpedeado y ametrallado sólo fue alcanzado por una bomba que provocó un feroz incendio y se dio la orden de abandono. Los heroicos esfuerzos de sus equipos de seguridad interior lograron controlar los incendios y la orden fue revocada. El Chiyoda y el crucero de batalla Haruna fueron alcanzados cada uno con una bomba que no les causó muchos daños, y así termina el ataque que como he indicado duró 20 minutos y costó el derribo de 6 cazas, 10 bombarderos en picado y 4 torpederos, de momento.

Con los últimos rayos de sol, desaparecieron también los estadounidenses. Sin tiempo que perder, Ozawa ordenó a Kurita que formara una agrupación de ataque con los acorazados y cruceros de batalla que, junto a algunos cruceros y destructores, se dirigiese a toda máquina hacia el este. Por el mismo tiempo Mitscher proponía a Spruance que lanzase a los acorazados de Lee contra la maltrecha flota de Ozawa. Afortunadamente Spruance no quiso comprometer a los acorazados en una batalla nocturna contra buques como el Yamato y Musashi, que les superaban en armamento y protección. Tampoco los buques de Kurita irían muy lejos: Toyoda que sabía que a Ozawa no le quedaban más que 35 aviones de combate y 12 hidros, que había perdido a los portaaviones Taiho, Shokaku e Hiyo y que los portaaviones Zuikaku y Junyo no estaban operativos, dedujo que los restos serían despedazados por los portaaviones de Mitscher al día siguiente, por lo que ordenó a las 2045 a Ozawa que se retirase al Japón dando la batalla por concluída y perdida. De haber dado ambos almirantes su visto bueno, las fuerzas de Kurita y Lee se habrían enfrentado hacia las 0200 de la madrugada.

 

Volvamos a los sufridos aviadores de Strean: estos ya andaban escasos de combustible cuando fueron detectados por los radares estadounidenses. Desafiando el peligro submarino Mitscher ordenó encender todas las luces de los portaaviones para que fueran vistas por los pilotos. A pesar de ello ¡80 aparatos! estadounidenses se perdieron en diversos accidentes o paros de motor. El Mar de Filipinas alrededor de los buques de la TF 58 se llenó de linternas de los aviadores que nadaban en espera de ser recogidos. Aquella noche fueron rescatados 108 y durante el día siguiente 59 más.

Debido a la necesidad de recoger a los nadadores Mitscher ordenó avanzar hacia los japoneses a 16 nudos, estos lo hacían a 20, por lo que la distancia iba en aumento y ya no volvieron a verlos. A las 2030 Spruance ordenó invertir el rumbo por lo que daba por concluída la batalla.

En conclusión, los planes japoneses para contener a los estadounidenses se habían convertido en papel mojado. Toyoda sabía que de ahora en adelante y hasta el fin de la guerra, si no ocurría un milagro, sería una continua e imparable sangría de las fuerzas navales japonesas y, lo que es peor, una marcha ininterrumpida hacia las islas metropolitanas japonesas de las fuerza estadounidenses; la caída de las Marianas ponía a todo el Japón (excepto Hokkaido) bajo el radio de acción de los bombarderos de largo alcance.

El Vicealmirante Kakuta se hizo el Seppuku y Ozawa presentó su dimisión que no fue aceptada. Spruance fue duramente criticado en los EEUU por su falta de arrojo en cuanto a la estrategia a seguir; por permitir que los portaaviones japoneses escaparan indemnes. Hay que tener en cuenta que sólo conocían de la pérdida del Hiyo. Estas críticas a Spruance hicieron mella en Halsey quien 4 meses más tarde incurrió en un grave error de cálculo que casi le cuesta la pérdida de muchas vidas en la llamada Batalla del Golfo de Leyte.

José Miguel Fernández Gil
"Alm. Yamamoto"
alm_yamamoto@hotmail.com

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