Mitsubishi G4M "Betty"
 

Mitsubishi G4M "Betty"

El bombardero medio de largo alcance Mitsubushi G4M "Betty"

El bombardero medio de la marina japonesa G4M es un avión muy conocido por los aficionados a la aviación militar, especialmente por aquellos que concentran su atención en el teatro del Pacífico. Sin ser un avión de concepción revolucionaria o de haber jugado necesariamente un papel decisivo durante las operaciones en ese teatro, tuvo la suerte de participar en algunos notables éxitos al comienzo de las mismas, los que le granjearon gran renombre, inclusive entre unos aliados que, inicialmente, habían desestimado la amenaza que pudiera representar a sus fuerzas y hasta dudaban de su existencia. Más adelante en el conflicto, enfrentado a una oposición mayor y en condiciones tácticas menos favorables, el G4M demostró poseer varios puntos débiles, pero gracias principalmente a su más apreciada capacidad, su gran radio de combate, permaneció en servicio hasta el final de las hostilidades y fue, definitivamente, él más importante bombardero medio de la Armada Imperial del Japón en la Segunda Guerra Mundial.

Su desarrollo comenzó en 1937, cuando el Koku Hombu (Cuartel General) de la marina imperial emitió la especificación 12-Shi, para un bombardero basado en tierra que, llegado el momento, remplazara al Mitsubishi Tipo 96, más conocido por su designación militar G3M, por esos momentos entrando en servicio, y que ya se había demostrado como un eficaz bombardero sobre China.

La posesión de bombarderos bimotores basados en tierra por la Armada Imperial se debía en gran parte a las ideas del almirante Yamamoto, el cual había expresado la necesidad de que la Aviación naval contara con unidades de bombarderos de gran alcance basados en tierra firme, para poder realizar misiones de cometido estratégico, bien al interior del territorio enemigo, que las escuadrillas embarcadas no podrían llevar a cabo eficazmente.

Estos bombarderos podrían también proporcionar apoyo a las acciones de la flota de superficie desde grandes distancias, a través del Pacífico.

El G3M, con un radio de combate de más de 3700 km (y un alcance máximo de casi 7500 km) era ideal para este cometido, pero tomando en cuenta el tiempo que se tardaba en diseñar y poner en producción un nuevo modelo, los planificadores nipones decidieron, como era habitual, que el desarrollo de su sucesor se iniciara tan pronto el G3M comenzara a operar. Así, la especificación fue emitida en septiembre de 1937, cuando tan solo habían pasado 3 meses desde el comienzo de las misiones de combate del Tipo 96.

El nuevo modelo debía compartir con el G3M un gran alcance, pero sumándole mayor velocidad y capacidad defensiva, de acuerdo con las experiencias operativas ganadas en China. Se pedía una velocidad de 400 km/h, capacidad para lanzar ataques hasta 3700 km de distancia portando un torpedo de 800 kg como carga, y un armamento defensivo mejorado, que sin embargo no debía requerir más de 9 tripulantes. También se estipulaba el empleo de motores de solo 1000 hp unitarios.

Como había sucedido en el caso del G3M, Yamamoto intervino directamente en el desarrollo, haciendo que éste le fuera entregado directamente a la Mitsubishi Jukogyo K.K.

La compañía puso entonces a trabajar en el nuevo diseño a un equipo liderado por el ingeniero Kiro Honjo (diseñador del G3M), secundado por los ingenieros Hikeda y Kushibe. Honjo se dio cuenta de inmediato de que las prestaciones requeridas no podrían alcanzarse nunca con motores tan poco potentes como los especificados en la 12-Shi, y en cambio se decidió por un nuevo motor radial en desarrollo por la misma Mitsubishi, el “Kasei” (Marte), de unos 1500 hp.

El proyecto del nuevo avión incorporaba una característica novedosa para los bombarderos nipones: un puesto de tiro en la cola del aparato. A causa de esto, la sección trasera del fuselaje no decrecía de la forma usual en otros diseños japoneses, y esto, sumado a su fuselaje redondo y tubular, terminado en puntas redondeadas en la trompa y en la cola, le valieron pronto al diseño el apodo de “Hamaki” (Habano). Por sus dimensiones (altura y ancho) era ciertamente comparable al cuatrimotor estadounidense B-17, y era muy cómodo y espacioso en comparación con el G3M. Una característica típica del nuevo avión fue la curiosa situación de la puerta de acceso de los tripulantes, redonda y que coincidía en su ubicación con el Hinomaru (la insignia nacional de los aviones nipones, ese círculo rojo que representa al Sol Naciente).

Su construcción era enteramente metálica, realizada a base de aleación liviana de gran resistencia, con revestimiento resistente o “duro” (es decir, no de madera o tela o de la láminas de metal corrugado). En su interior se encontraba la bodega de bombas, que podía alojar hasta un máximo de 1000 kg de carga ofensiva. Esta podía consistir en un solo torpedo antibuque de 800 kg, una bomba del mismo peso, o bien dos bombas de 500 kg, 4 de 250 kg, o una docena de bombas de 60 kg de peso. Curiosamente, en el diseño original la bodega de bombas no llevaba compuertas durante las misiones con carga ofensiva, pudiendo, en cambio, ser cubierta con dos tipos de carenados para las misiones de reconocimiento o traslado. En las misiones ofensivas, por tanto, se montaba en la trompa un carenado deflector que permitía mantener un perfil aerodinámico aceptable.

La proa, a la manera típica de la época, era de una gran sección acristalada, y en ella se alojaban el navegante y el bombardero, este último con su necesario equipamiento, mientras el piloto y el copiloto iban sentados, lado a lado, en la cabina algo más atrás y arriba de los anteriores. La cabina también contaba con una gran sección acristalada, con muchos montantes, pero aún así ofrecía una buena visibilidad.

En cuanto a las alas, eran de implantación media, también de aleación liviana y con revestimiento metálico resistente, reforzada por costillas y larguerillos a lo largo de toda la envergadura. Estaba constituida por una sección central (que atravesaba el fuselaje), y dos semialas externas (en cuya parte interior iban ubicados los motores), además de las dos puntas exteriores, desmontables. El borde de salida llevaba los hipersustentadores, accionados eléctricamente (o manualmente en caso de emergencia) también con revestimiento metálico. Los alerones, tipo Frise, estaban revestidos en tela, y provistos de masas de equilibrio.

El empenaje era de configuración clásica, y tanto este como los estabilizadores de cola estaban revestidos con cobertura “dura” en los planos fijos y de tela en los móviles, estando estos últimos compensados aerodinámicamente.

El tren de aterrizaje también era de configuración tradicional, con dos unidades principales que se retraían hacia delante en las góndolas motrices, y una rueda de cola, inicialmente fija.

En agosto de 1938 se preparó un modelo en madera del nuevo avión, y el primer prototipo fue puesto a punto en septiembre de 1939. Su planta motriz estaba compuesta por dos motores de 14 cilindros refrigerados por aire Mitsubishi Kasei 11, de 1530 hp, que accionaban sendas hélices metálicas Sumitomo (derivadas de las Hamilton-Standard) tripalas, de velocidad constante.

Finalmente, el 23 de octubre, desde un campo cercano a Nagoya, despegó por primera vez el nuevo avión, tripulado por el jefe de los pilotos de prueba de la Mitsubishi, Katsuzo Shima. Poco después, se efectuaron las primeras pruebas de vuelo oficiales, en la base aérea de la marina en Kasamigaura, cerca de Yokosuka.

El nuevo modelo demostró excelentes características de vuelo, con una velocidad máxima de 445 km/h y un techo de más de 9000 mts. Tan solo algunas modificaciones menores fueron necesarias, en la forma del agrandamiento del empenaje vertical y la adopción de aletas de corrección para los alerones, así como algunas modificaciones internas. Un segundo prototipo, con estas mejoras, comenzó sus vuelos en febrero de 1940.

El amplio fuselaje permitió una muy cuidadosa instalación del armamento defensivo, incluyendo el relativamente cómodo puesto de popa, con un cañón Tipo 99 de 20 mm, y en la acristalada popa, servida por el navegante, estaba instalada (a partir de los ejemplares de preserie) una instalación giratoria (de movimiento eléctrico) con una ametralladora Tipo 92 de 7,7 mm, más otra del mismo calibre en un puesto dorsal cubierta con una cúpula en forma de burbuja, y otras dos armas similares en el fuselaje, detrás de las alas, también cubiertas con amplios y acristalados carenados, siendo al parecer posible una ampliación en el número de puestos defensivos en el futuro.

Como única nota negativa (pero que a la larga terminaría siendo muy importante) podía mencionarse el hecho de que, a fin de alcanzar las prestaciones especificadas, el nuevo diseño carecía casi por completo de protección, con tan solo pequeñas placas blindadas para la protección del artillero dorsal y de las municiones del cañón de popa, y ni la más mínima protección para los tanques de combustible.

La Armada Imperial decidió su producción de inmediato como “Bombardero de Ataque Tipo 1”, o G4M para la compañía..

Lamentablemente, el mismo espacioso fuselaje del modelo significó, de manera paradójica, un retraso en la entrada en servicio del nuevo modelo en su función original. En efecto, el Koku Hombu, preocupado por entonces debido a las pérdidas sufridas por los G3M en sus misiones sobre China (debidas a la creciente oposición aérea enemiga, incluyendo el AVG estadounidense) y consciente de la carencia de cazas de escolta con el alcance suficiente, decidió destinar los primeros aviones de producción, a mediados de 1940, para la tarea de “Caza de protección de formaciones”, y los primeros 30 ejemplares del nuevo modelo fueron completados, considerablemente modificados, para este cometido. Se instaló, en lugar de la bodega de bombas, una gran góndola ventral, artillada con dos cañones de 20 mm, en posición delantera y trasera, y las ametralladoras laterales de 7,7 mm fueron reemplazadas por otros cañones similares. La ametralladora dorsal fue suprimida, pero las armas de proa y popa fueron mantenidas. Obviamente, tal aumento en el armamento defensivo significó una reducción de la capacidad total de combustible, de 4900 a 4400 litros. El número de tripulantes también creció, por supuesto, hasta los 10 integrantes, y el número de tambores de munición creció hasta 21, pero los motores Kinsei 11 del modelo original fueron mantenidos. La denominación oficial de estos aparatos fue la de “Caza de Protección de Formaciones Tipo1 de la Marina” o G6M1 para la Mitsubishi.

El empleo en combate de estos aparatos fue desastroso desde un principio, ya que las prestaciones del avión quedaban, por tanto peso extra, seriamente penalizadas, a tal punto que los G6M1 eran más lentos que los G3M una vez que estos lanzaban su carga de bombas, quedando estos desprotegidos y resultando el G6M, a su vez, muy vulnerable durante todo el viaje, a pesar de su armamento. Los aparatos supervivientes pasaron muy pronto al servicio luego como entrenadores de bombardeo (como G6M1-K) y más tarde como transportes, con capacidad para 20 paracaidistas, y la denominación G6M1-L2.

Con todo, el fracasado intento de convertir al G4M1 en un caza de escolta consiguió retrasar varios meses la entrada en servicio del modelo como bombardero, de manera que los primeros ejemplares de serie solo fueron terminados a finales de 1940, y entregados, por fin, en enero de 1941. Unos 13 ejemplares de preserie fueron fabricados hasta marzo de ese año. Estos ya llevaban (como se menciona más arriba) las ametralladoras proel y dorsal, aumentando la tripulación hasta 7 integrantes, y reduciendo su velocidad máxima hasta los 428 km/h, aún dentro de los límites de los requerimientos. Con un alcance de más de 6000 km, cumplía plenamente con las expectativas de la Armada Imperial.

Finalmente, en abril de ese año, los primeros ejemplares del “Bombardero de Ataque Tipo 1 Modelo 11 de la Marina” (G4M1 para la compañía) fueron entregados al 1º Kokutai, en Kanoya. En junio de 1941, esta unidad fue enviada a Hankow para participar en las operaciones en China encuadrada dentro de la 21º Koku-Sentai. A partir de mayo, participó en 12 misiones operacionales en ese teatro. La unidad regresaría pronto a Japón, para un ciclo de entrenamiento en vista de una posible guerra contra las potencias occidentales, y en noviembre de 1941 fue destinada, junto con el resto de la 21º Koku-Sentai, a Formosa (actual Taiwan) desde donde podría operar contra las posiciones estadounidenses en las Filipinas.

En diciembre de 1941, al entrar el país en guerra con los E.E.U.U y sus aliados, unos 170 G4M1 ya habían sido completados, y de estos unos 120 se encontraban ya en servicio con los Kokutais de Kanoya, Kisarazu y Takao. De estos, 97 aparatos se encontraban, distribuidos entre las 3 unidades, en Formosa, como parte de la 21º Koku-Sentai, pero un destacamento del Kokutai Kanoya había sido enviado a Thudaumont, en la Indochina Francesa, para operaciones contra la navegación aliada en conjunto con los G3M de los kokutais Mihoro y Genzan, pasando así a formar parte de la 22º Koku-Sentai.

Las primeras operaciones de los G4M1 contra los aliados se realizaron al mediodía del 8 de diciembre de 1941, el día siguiente al ataque a Pearl Harbour, cuando 108 bombarderos G3M y G4M basados en Formosa bombardearon los aeródromos de Clark Field e Iba Field, cerca de Manila, en las Filipinas. Estos ataques, junto con otros anteriores realizados por las Fuerzas Aéreas del Ejercito Imperial pocas horas antes, eliminaron 108 de los casi 160 aviones estadounidenses y filipinos en el área. Más adelante realizarían otros ataques en ese teatro.

Pero el ataque que catapultó verdaderamente a la fama al G4M sucedió dos días después, el 10 de diciembre, cuando 24 de los bimotores nipones destacados a Thudaumont participaron, junto con 52 G3M2, en los ataques contra la Fuerza Z británica, bajo el mando del almirante sir Thomas Phillips, enviada pocos meses antes por orden del mismo Churchill para proteger las posiciones británicas en Singapur, y principal fuerza naval de esa nación en el Sudeste Asiático, que incluía dos poderosísimos buques de batalla, el acorazado de 35.000 toneladas “Prince of Wales” y el crucero de batalla de 32.000 toneladas “Repulse”. Ante el aviso de desembarcos japoneses en Malasia, la Fuerza Z había zarpado hacia el área, a fin de desbaratarlos, pero fueron pronto detectados por un submarino japonés, que alertó de su posición a las 22º Flotilla Aérea.

Los dos grandes buques británicos, acompañados de los destructores Electra, Express y Vampire, fueron atacados a las 11.15 de la mañana, cuando se encontraban unos 130 km al este de Kuantan, en Malasia. Mientras los G3M bombardeaban desde unos 2400 ms con bombas perforantes de 250 y 500 kg, los nuevos “Tipo 1” atacaron con torpedos, volando a muy baja altura. En tres oleadas, los buques capitales británicos fueron alcanzados en repetidas ocasiones, y los nuevos bombarderos japoneses se demostraron como excelentes torpederos, logrando varios impactos en ambos navíos, los que, junto con las bombas, causaron terribles daños y provocaron finalmente sus hundimientos.

Este solo hecho significó la destrucción de la mayor parte del poderío naval británico en esa zona, y marcó, quizás más que ningún otro, el fin de la supremacía del acorazado como buque de batalla principal, poniendo en evidencia su vulnerabilidad ante los ataques aéreos.

También significó el salto a la fama del G4M, el que, junto con el “Zero” y otros aparatos nipones, significó una completa sorpresa para los aliados. Estos pronto lo denominaron, dentro de su sistema de código (que asignaba nombres femeninos a los bombarderos y aviones de ataque) como “Betty”.

A partir de allí, el G4M participó en los meses siguientes de manera brillante en la deslumbrante serie de éxitos nipones en el Pacífico y el Sudeste Asiático. Los “Bettys” volaron misiones de bombardeo y antibuque contra las fuerzas norteamericanas, australianas, neozelandesas, británicas y holandesas en las Indias Orientales Holandesas, Birmania, Papua, Nueva Guinea y Nueva Bretaña. Tras la caída de Rabaul en poder japonés, el 24 de enero de 1942, los bombarderos japoneses pudieron operar desde allí contra Papua y Nueva Guinea, especialmente contra el bastión de Port Moresby.

El 20 de febrero, un grupo de G4M1, junto con G3M, lanzó un ataque desde Rabaul contra el portaaviones norteamericano U.S.S Lexington, que falló por poco al ser interceptados por un puñado de cazas Wildcat del escuadrón de caza VF-3 a bordo de ese buque, los que derribaron varios de los bimotores y desbarataron el ataque (un piloto norteamericano, el teniente O’Hare, abatió 5 de ellos, por lo cual recibió la Medalla de Honor del Congreso, convirtiéndose así en el primer “as” de la U.S Navy en la guerra).

El día anterior, sin embargo, los “Betty” habían demostrado una vez más su extraordinaria (para un bimotor) capacidad de lanzar ataques de largo alcance, cuando, en conjunto con aviones embarcados en los portaaviones japoneses y con los más antiguos G3M, los “Tipo 1”, despegando desde las bases de Amboina y Kendari (en las recién conquistadas Célebes), bombardearon la ciudad de Darwin, en el noroeste de Australia, como preludio de una campaña de bombardeos por parte de la 23º Koku-Sentai contra este país (hasta noviembre de 1943, Darwin fue bombardeada un total de 64 veces). El ataque destruyó gran parte del puerto y de la ciudad, dejando al menos 243 civiles muertos, y unos 400 heridos, y echando a pique 8 navíos. De hecho, los Betty continuarían atacando diversos objetivos en Australia hasta junio de 1944, mucho después de que la ofensiva japonesa hubiera sido detenida.

En todas estas acciones, los bimotores japoneses demostraron su excelente capacidad, realizando misiones que en muchos casos, en otras armas aéreas, hubieran requerido de un cuatrimotor, y proporcionando la deseada capacidad estratégica a la Armada Imperial.

No todo fueron rosas, sin embargo. En la mayoría de los casos la oposición de cazas enemigos había sido débil o había quedado efectivamente neutralizada por la escolta de cazas Zero que acompañaban a los bombarderos en sus ataques. Pero en las ocasiones en que estos habían actuado con más eficacia o determinación (por ejemplo los P-40E de la RAAF australiana, sobre Nueva Guinea), o bajo fuerte fuego antiaéreo, los G4M habían demostrado ser muy vulnerables. En efecto, una vez alcanzado, el bombardero, casi totalmente carente de blindaje y con sus altamente vulnerables tanques de combustible desprovistos de cobertura autosellante, era presa fácil de las llamas.

Por eso, a comienzos de 1942, y tras 661 ejemplares producidos, los aviones de serie fueron remotorizados con el nuevo Mitsubishi Kasei 15, de la misma potencia nominal que el Kasei 11, pero de prestaciones más elevadas en altura, permitiéndole al “Tipo 1” volar a cotas más altas, por encima del fuego antiaéreo de los cañones de 40mm. Los tanques de combustible fueron dotados de extintores de anhídrido carbónico y alguna protección. Además, los montajes laterales para las ametralladoras, en forma de burbuja fueron sustituidos por paneles de tipo plano, menos vulnerables, y se mejoró el puesto defensivo de cola. Los aviones construidos con estas modificaciones fueron designados “Modelo 12” y constituirían el resto de los 1200 G4M1 fabricados.

Los G4M1 continuaron volando misiones ofensivas y de reconocimiento en apoyo del avance nipón sobre el Pacífico Sudoccidental hasta que la Batalla del Mar de Coral, en mayo de 1942, supuso el primer revés para los planes japoneses. En realidad, en términos de daños infligidos al enemigo fue una victoria japonesa, pero estos últimos decidieron suspender momentáneamente su avance hacia Australia, concentrando en cambio sus esfuerzos en la destrucción del poderío naval norteamericano a fin de evitar nuevas interferencias.

A este fin, el almirante Yamamoto, principal planificador de la Armada Imperial y artífice del ataque a Pearl Harbour, diseñó un plan para atraer a los portaaviones enemigos hacia las inmediaciones de la isla de Midway (que previamente sería invadida), y luego los destruiría por medio de sus fuerzas reunidas, en ese momento muy superiores a las de norteamericanos.

Lo acontecido a continuación es sobradamente conocido: los norteamericanos, conocedores de los planes japoneses (pues habían descifrado sus códigos de radio), no cayeron en la trampa y se presentaron en la zona mucho antes de que los japoneses neutralizaran la isla, obligando al vicealmirante Nagumo (comandante de la Fuerza de Portaaviones nipona) a dividir sus esfuerzos entre la neutralización de los aeródromos de Midway, la búsqueda de los portaaviones enemigos y el rechazar los ataques de ambos contra sus buques. El resultado era de esperarse, y a pesar de su superioridad cualitativa (y cuantitativa en cuanto a lo que portaaviones se refiere, aunque por el breve margen de 4 a 3) los 4 portaaviones japoneses (Akagi, Kaga, Soryu e Hiryu) resultaron hundidos, con gran pérdida de aviones y pilotos, con solo el hundimiento del portaaviones enemigo Yorktown como balance.

Esta derrota fue fatal para los del Imperio, que ya no se recuperaría, y terminó definitivamente con la expansión japonesa sobre territorio aliado.

A pesar de esto, los meses siguientes verían la lucha más intensa hasta el momento en el Pacífico Sur, cuando una tremenda batalla de desgaste entre ambos bandos se desarrollaría en las islas Salomón a partir de la primera contraofensiva aliada de importancia: el desembarco norteamericano en la islas de Tulagi y Guadalcanal (operación “Wachtower”), el 7 de agosto de 1942, a fin de capturar un aeródromo que los japoneses estaban construyendo en esta última isla y usarlo como punto de apoyo inicial para la reconquista de las Salomón.

Ya desde el primer momento, los japoneses intentaron entorpecer estos desembarcos, y en las misiones de más larga distancia hasta entonces, con trayectos circulares de hasta 1700 kms, los G4M1 del 4º Kokutai, en Vanakanau ( Rabaul), escoltados por A6M2 Zero del Kokutai Tainan (ambas unidades pertenecientes a la 25º Flotilla Aérea) lanzaron sus ataques contra los buques enemigos. Sin embargo, se encontraron con una tenaz resistencia por parte de los Wildcat de los portaaviones estadounidenses, y en el subsiguiente combate, y contra la pérdida de 11 cazas y un bombardero en picada Dauntless, estos últimos abatieron 14 bombarderos (incluyendo algunos D3A1, pero en su mayoría Betty) y dos cazas Zero (este fue el combate en el cual resultó herido casi de muerte el famoso as japonés, Saburo Sakai, quien sin embargo logró milagrosamente regresar a Rabaul).

Más G4M1 (en este caso del Kokutai Misawa de la 26º Flotilla Aérea) reforzarían Rabaul ese mismo día, y nuevos (pero igualmente infructuosos) ataques serían lanzados contra los norteamericanos en los días siguientes, los cuales probarían nuevamente el tremendo alcance del G4M1, pero les costarían a los japoneses un alto precio en hombres y máquinas, a pesar de lograr hundir los bimotores un par de buques enemigos.

Cabe mencionar que, por mar, la Armada Imperial estuvo mucho más cerca de conseguir su objetivo, cuando al día siguiente una flota de cruceros nipones comandados por el vicealmirante Mikawa obtuvo una gran victoria sobre los norteamericanos, hundiendo 4 cruceros enemigos, en lo que se conocería como Batalla de la Isla de Savo. Sin embargo, preocupado por el poderío aéreo de los portaaviones enemigos, Mikawa hubo de retirarse dejando intactos los transportes estadounidenses, por lo que estos últimos pudieron completar los desembarcos y comenzar a consolidar sus posiciones en Guadalcanal.

Desde este punto y a lo largo de los siguientes meses, hasta febrero del año siguiente, ambos bandos dedicarían el grueso de su potencial a la lucha por el control de Guadalcanal, produciéndose un sinnúmero de combates terrestres, navales y aéreos, mientras los japoneses intentaban por todos los medios reconquistar el control de la isla, reforzando sus fuerzas en tierra incluso por medio de destructores (en lo que sería conocido como “Tokio Express” por su regularidad) y los norteamericanos afianzar en suyo.

Tan pronto los estadounidenses conquistaron Guadalcanal, terminaron rápidamente el aeródromo (que recibiría el nombre de “Henderson Field”) y destacaron allí las primeras aeronaves de lo que sería llamado vulgarmente la “Fuerza Aérea Cactus”, conformada con unidades de los Marines, la U.S Navy y la USAAF. Esto representaba un terrible peligro para los japoneses, ya que colocaba a sus enemigos en posición de arrebatarles la superioridad aérea local y amenazar el tráfico naviero en toda la zona de las Salomón.

Así, durante los siguientes meses, los Betty de las 25º y 26 Flotillas aéreas serían ampliamente utilizados en ataques contra las posiciones y la navegación aliada. Por las distancias involucradas, y sobre todo por la temible caza enemiga (que ahora estaba más equiparada con los japoneses en cuanto a entrenamiento y tácticas) sufrirían muchas bajas.

Se produjeron varios otros significativos encuentros aeronavales, que serán resumidos a continuación, en vista de su importancia para el resultado final de la campaña: vale la pena mencionar, por ejemplo, las batallas de las Salomón Orientales (el 23 de agosto, los japoneses pierden al portaaviones ligero Ryujo, pero dañan al Enterprise norteamericano), Cabo Esperanza (la noche del 11/12 de octubre, los japoneses pierden 3 destructores y un crucero), Santa Cruz (el 26 de octubre, el Shokaku y el Zuikaku son dañados pero el norteamericano Hornet es hundido), la Segunda Batalla de Guadalcanal (serie de encuentros entre el 12 y el 15, de noviembre, los norteamericanos pierden 3 cruceros y 7 destructores, pero hunden los acorazados Hiei y Kirishima, un crucero y tres destructores enemigos, además de varios transportes) y la batalla de Tassafaronga (el 30 de noviembre, donde los japoneses pierden un solitario destructor pero en cambio logran hundir el crucero norteamericano Northampton y dañar otros 3) más un gran número de otros combates. En combates menores, los aliados hunden un gran número de destructores y transportes japoneses que intentan reforzar Guadalcanal, pero a su vez también sufren serias bajas, incluyendo al portaaviones Wasp, hundido por un submarino. La pérdida de éste último (acaecida en septiembre), más la del Hornet el mes siguiente y los numerosos daños encajados por los Enterprise y Saratoga en diferentes ocasiones, dejarán a los norteamericanos sin portaaviones en el área durante un periodo, pero la posesión del Campo Henderson y la imposibilidad de los japoneses de contraatacar por mar más que con destructores y otras unidades de superficie (en gran parte debido a las bajas en sus propias líneas de vuelo embarcadas) posibilitarían a los norteamericanos el mantener el tránsito de suministros a las islas.

Los Betty siguieron siendo ampliamente utilizados, en toda clase de misiones de ataque, las cuales, cuando contaban con suficiente escolta de cazas, cumplían a la perfección.

Pero no era suficiente: a pesar de estar la lucha bastante igualada en mar y tierra, donde los japoneses demostraron un soberbio entrenamiento y estrategia al luchar “de igual a igual” en condiciones de inferioridad numérica y táctica, lo cierto es que por tierra los norteamericanos estaban cada vez más afianzados en sus posiciones, a pesar de todos los esfuerzos nipones para desalojarlos. Aún más, en esta Guerra de Desgaste entre ambos bandos, los norteamericanos y sus aliados, con más hombres y más potencial industrial, llevaban las de ganar, y ciertamente al final de la lucha por Guadalcanal y las Salomón, la Armada Imperial se encontraría en gran parte exhausta, mientras los norteamericanos ya estarían listos para continuar el avance.

De hecho los japoneses no logran, por ejemplo, equilibrar los números con los aliados ni siquiera cuando en enero de 1943 unidades de la FAEJ (Fuerza Aérea del Ejercito Japonés) son enviadas a la zona, y, en una decisión sin precedentes (dada la rivalidad entre este servicio y la Armada) se les ordena apoyar a la FAJM en los combates por Guadalcanal.

En cuanto a lo que al aire respecta, además, la causa de la derrota japonesa no estuvo solamente en su inferioridad numérica. A lo largo de todo 1942, los pilotos aliados habían venido ganando en entrenamiento y experiencia, y hacia final de año a esta mejora cualitativa en pilotos se le suma una progresivamente cada vez mayor ventaja cualitativa en máquinas. En noviembre de 1942, a los P-39, P-400 y P-40 de la USAAF, la RAAF y demás fuerzas aéreas aliadas en las Salomón y Nueva Guinea, viene a sumárseles un nuevo y tecnológicamente revolucionario caza: el Lockeed P-38 “Ligthing” (también conocido como “Diablo de dos colas”), bimotor y bideriva de largo alcance y pesado armamento, de construcción enteramente metálica (incluyendo el revestimiento de las superficies de control) y tren triciclo con aterrizador delantero, gran velocidad y aceleración y una excelente trepada. Con sus altas prestaciones, el Ligthning solo era inferior al Zero en combate cerrado, pero si lograba imponer un encuentro en sus condiciones era prácticamente letal. Con este modelo los norteamericanos, por fin conseguían, como mínimo, la paridad técnica con respecto a los japoneses. La llegada de poderosísimos cazas navales de nueva generación, primero (en febrero de 1943) del veloz, bien armado, resistente y ágil Vougth F4U “Corsair”, y más tarde, en marzo, del aún más maniobrable (si bien bastante más lento y con menos trepada que el primero, pero aún mucho más rápido que el A6M) Grumman F6F “Hellcat”, como reemplazo del rechoncho Wildcat en los portaaviones de la U.S Navy, terminaría de inclinar la balanza hacia el lado norteamericano. Ahora el Zero ya no era el rey de los cielos del Pacífico, y no siempre iba a ser capaz de proteger a los bombarderos japoneses: el G4M tendría que hacerse más resistente si quería sobrevivir en el aire contra estos nuevos enemigos.

Para esto es que, en noviembre de 1942, aparece por fin una nueva versión del Betty: el G4M2 o Modelo 22, que por medio de diversas mejoras pretendía mantener al “Tipo 1” como un bombardero efectivo. Las principales diferencias externas con respecto a las versiones anteriores eran las alas, que ahora eran de puntas redondeadas (en lugar de más rectas, como en los modelos 11 y 12) y cuyo perfil era laminar, las ventanas de la trompa más grandes, el empenaje vertical de mayor tamaño, y la adopción de una cúpula de torreta giratoria dorsal con giro de 360º (en reemplazo del montaje simple anterior) con un cañón de 20mm en lugar de la ametralladora de 7,7 mm. En junio, a partir del ejemplar Nº 65 de serie, finalmente, los “Betty” irían equipados con portillos permanentes para la bodega de bombas (accionados eléctricamente), de forma abombada.

Igual de importantes fueron los cambios internos, que supusieron el rediseño del interior del fuselaje, y que conllevaron a la instalación de dos nuevas ametralladoras Tipo 92 laterales, esta vez en la trompa del avión, así como la instalación en la misma de un panel de cristal plano para el visor de bombardeo y un mayor acristalamiento general. Un tanque de combustible de 1590 litros fue instalado dentro del fuselaje, inmediatamente detrás del puesto de pilotaje. Se instaló blindaje adicional para la tripulación, y el tanque de combustible interno fue protegido con una combinación de goma y esponja, siendo los de las alas parcialmente autosellados (aunque no muy eficientemente, y solo en la parte inferior) pero la protección seguía siendo de todas formas insuficiente.

Pero el cambio principal de esta versión del G4M era la adopción de nuevos motores, con capacidad de utilizar la inyección de agua y metanol a fin de aumentar la potencia en despegues y periodos críticos (como el combate). Estos eran los mejorados Kasei 21, de 1800 hp de potencia nominal, que propulsaban ahora hélices de 4 palas.

A pesar de que el peso bruto había aumentado de 9500 a 12500 kg, las mejoras aerodinámicas permitieron que el nuevo modelo fuera 10 km/h más rápido que el G4M1, pero el alcance disminuyó en cierta medida (a pesar de que las nuevas compuertas de la bodega de bombas reducían el consumo de combustible) hasta “apenas” unos 5260 km (es decir, aún mayor que el de los cuatrimotores “Superfortress” B-29 que sobre el final de la guerra bombardeaban Japón desde las Marianas). Sin embargo, sí quedaron perjudicadas las características de trepada, pues si para llegar a 7000 mts de altitud el G4M1 necesitaba unos 18 minutos, para trepar hasta los 8000 el G4M2 necesitaba algo más de media hora.

Esta fue la versión mas difundida del “Hamaki” desde 1943 en adelante, si bien la escasez de los nuevos motores obligó a mantener al G4M1 en producción hasta enero de 1944.

El año de 1943 no comenzó mal para los “Betty”, y en enero, durante la Batalla de las Islas Rennel, el crucero U.S.S “Chicago” fue hundido por los bimotores nipones.

Sin embargo, a medida que pasaba el año, los japoneses (tras abandonar totalmente, en febrero, sus esfuerzos de recapturar Guadalcanal) comenzaron a retroceder en todos los frentes, perdiendo gradualmente la batalla por Nueva Guinea y las Salomón. Ya en febrero, y como preludio del avance sobre éstas últimas, los estadounidenses desembarcan en las Islas Russel, y a comienzos de marzo, en lo que sería llamado “Batalla del Mar de Bismark”, la aviación aliada devasta un convoy japonés que trasladaba la 51º División de Infantería desde Rabaul a Lae (en Nueva Guinea). La imposibilidad de los cazas japoneses para impedirlo ejemplifica como estos iban perdiendo gradualmente el control de los cielos.

En éstas nuevas condiciones, los G4M no podían, a pesar de sus mejoras, imponerse a sus enemigos como lo habían hecho en los años anteriores, y pronto empezaron a pagar el precio de la pérdida de la superioridad aérea, cuando las bajas de los Kokutais equipados con el modelo empezaron a aumentar. Si bien el armamento defensivo y las prestaciones habían mejorado, los “Betty” aún eran terriblemente propensos a incendiarse en caso de ser alcanzados, y en los nuevos cielos repletos de cazas enemigos, el porcentaje de pérdidas por misión comenzó a crecer alarmantemente. Tal era la vulnerabilidad del bimotor nipón a quedar envuelto en llamas que los pilotos aliados le dieron el sobrenombre de “Flying Lighter” (“Encendedor Volador”).

En abril, los japoneses, bajo el liderazgo del aún muy popular (a pesar de Midway) almirante Yamamoto, comienzan la operación “I-Go” para desalojar al poder aéreo aliado de las Salomón, y desorganizar su navegación. Los G4M basados en Rabaul tuvieron una intensa actividad en estos ataques.

Sin embargo, el 18 de abril, se produce una nueva y desmoralizante derrota en la que los “Betty” se ven involucrados. Ese día, un G4M1 trasladaba al mismísimo Yamamoto hacia Boungaville, en una visita de inspección, acompañado por un segundo bimotor y seis A6M3 Zero de escolta. Sin embargo, a mitad de camino son interceptados por 16 P-38 Ligthnings basados en Guadalcanal (los norteamericanos habían, gracias a su conocimiento de los códigos japoneses, descifrado que por allí pasaría el vuelo de Yamamoto) y son derribados todos los aviones excepto un Zero. La muerte de este genial estratega representaría un duro golpe para los japoneses.

De ahí en adelante, y a lo largo de todo 1943, los japoneses estarían plenamente a la defensiva. En junio se producen los primeros desembarcos aliados en Nueva Georgia. Para ese momento, en el Pacífico Sur, los Kokutais 705º, 751 º y 752º operaban con los “Betty” y combatirán duramente, pero sin conseguir detener al enemigo, que para agosto consigue el control total del área, a raíz de la retirada japonesa. Entre septiembre y noviembre, una masiva campaña de bombardeos y raids desde portaaviones se estaba lanzando contra Rabaul, la principal base japonesa en la zona, causándole a los japoneses un tremendo desgaste operacional en sus intentos por defenderse. Mientras tanto, en noviembre de 1943, los aliados habían desembarcado en Boungaville, y desde esta isla la campaña contra la fortaleza de Rabaul se vuelve aún más intensa. Los esfuerzos nipones por mantener una presencia aérea creíble en Rabaul durarían hasta febrero de 1944, momento en que las unidades sobrevivientes son retiradas a Truk. Los G4M fueron utilizados ampliamente a lo largo de todos estos combates, especialmente contra la navegación y los aeródromos aliados, pero era cada vez más evidente que se estaba quedando obsoleto

Sin embargo, al no disponer de un reemplazo eficaz, a los japoneses no les quedaba otra opción más que mejorarlo, y así, a lo largo de 1943 y 1944 van apareciendo nuevas versiones. Primero el Modelo 22A, del que se construirán 50 ejemplares, en el que los puestos laterales traseros fueron reubicados (el de la derecha fue llevado mas atrás en el fuselaje) y con las armas de 7,7 mm reemplazadas por cañones de 20 mm. Luego aparece un corto número del Modelo 22B, en que los cañones de 20 mm (ahora cuatro) son reemplazados por nuevos Tipo 99 Modelo 2, del mismo calibre pero mayor cadencia de tiro.

Más adelante aparece el G4M2a o “Modelo 24”, propulsado por los nuevos MK4T “Kasey 25” de 1850 hp y consumo de combustible reducido, que sería producido en las sub-variantes Modelo 24 (armada como el Modelo 22 básico) y Modelos 24A y 24B (armadas, respectivamente, como los Modelos 22A y 22B). Pero la variante más fabricada de todas es el “Modelo 24C” con todos los cambios del Modelo 24B y la ametralladora de la trompa sustituida por una Tipo 2 de 13,2 mm.

A pesar de todas estas mejoras en el armamento, el “Betty” ya estaba definitivamente obsoleto para 1944. En noviembre de 1943, los G4M2 del 755º Kokutai de la 22ºFlotilla Aérea, en las Marshall, se desempeñaron bastante bien en ataques antibuque nocturnos contra el TG.50 norteamericano, que estaba apoyando las operaciones de desembarco aliadas en las islas Gilbert. Sin embargo, en los ataques diurnos, los “Hamaki” eran presas fáciles para los cazas aliados.

Aún más feroces fueron los combates sobre Truk, en febrero de 1944, entre la FAMJ y los Grupos Embarcados de la TG58.1, y en ellos los G4M de las 24º y 26º Flotillas Aéreas fueron diezmados, destruidos en su mayor parte en tierra, y los pocos contraataques que lograron lanzar contra los portaaviones norteamericanos fueron desbaratados por la fuertísma presencia de cazas enemigos.

Simultáneamente con estos combates, otros ataques norteamericanos se habían llevado a cabo contra las posesiones japonesas en las Marshall, con desembarcos en Kwajalein y Eniwetok a comienzos de ese mismo mes de febrero. Los “Betty” no tuvieron mejor suerte en esa zona que sus equivalentes en Truk.

En el Pacífico Sur, tras la pérdida de las Salomón, a los japoneses se les hacía cada vez más difícil mantenerse, pero aún así los G4M de la 23º Flotilla Aérea siguieron operando contra las fuerzas aliadas en Nueva Guinea, hasta septiembre de 1944.

A mediados de 1944, tras la caída de las Gilbert y las Marshall y la neutralización de Truk, el eje del avance norteamericano se dirigió hacia las islas Marianas, y los Betty de las 22º y 26º Flotillas, así como los de la recientemente formada 1º Koku-Kantai, habían sufrido ya graves bajas, siendo muchos de ellos destruidos en tierra por los ataques norteamericanos contra sus bases en febrero. Pero en junio, con el comienzo de los desembarcos norteamericanos en Guam, Saipán, Tinián y Rota, la Rengo Kantai envía todo lo que tenía a detenerlos, puesto que en caso de caer estas islas en poder estadounidense, el mismo Japón se vería amenazado por los bombarderos B-29. Entre el 11 y el 20 de junio se suceden una serie de feroces encuentros aeronavales en esa área, que culminarían para los japoneses con el desastre de la Batalla del Mar de las Filipinas (días 19-20 de junio) y la consecuente destrucción de su poderío aéreo embarcado (y de algunos de sus mejores portaaviones restantes). Durante los días anteriores, sin embargo, los G4M (tanto los basados en las mismas Marianas como aquellos operando desde las Carolinas), lanzan un gran número de ataques contra los buques aliados, en general sin éxito, y sufriendo catastróficas pérdidas. Al finalizar la campaña de las Marianas, el 755º Kokutai es disuelto.

A continuación, los norteamericanos centran sus esfuerzos en la recaptura de las Filipinas, comenzando el 20 de octubre con los desembarcos en la costa oriental de la isla de Leyte, y derrotando a lo que quedaba de la flota de superficie nipona (y los restos de su flota de portaaviones) en la serie de enfrentamientos conocidos como Batalla del Golfo de Leyte, entre el 23 y el 26 de octubre. Tras esto, en enero de 1945, los norteamericanos desembarcaron en Luzón, y finalmente, tras varios meses de durísimos combates, Manila es recapturada el 3 de marzo, si bien los combates en las islas duran hasta julio de 1945. Los G4M2 basados en tierra, tanto los de la 1º Koku-Kantai en las mismas Filipinas, como aquellos de la 2º Koku-Kantai en Formosa, combatirán duramente contra los norteamericanos en esta Segunda Campaña de las Filipinas, pero no logrando más que algunos éxitos puntuales. Para este momento el G4M-2 ya estaba absolutamente superado, pero la demora en la entrada en servicio en cantidades adecuadas de su planeado sucesor, el Yokosuka P1Y “Ginga”, había obligado a mantenerlo en servicio y en producción. Ni con todas las mejoras que había recibido podía el “Betty” ser considerado un avión moderno para esas fechas, y, hacia finales de 1944, la tasa de bajas de las unidades equipadas con el bimotor ascendía a un aterrador 39% por misión (de más está decir que esta situación era insostenible).

Durante los mismos combates en las Filipinas, y de hecho, a partir de la Batalla del Golfo de Leyte, es cuando (como es sobradamente conocido) los japoneses institucionalizan el uso de los ataques suicidas como arma de guerra, naciendo así los llamados cuerpos "Kamikaze”. Muchos de los “Betty” serían pronto utilizados (como la mayor parte de las restantes aeronaves japonesas) como aviones suicida, usándose inicialmente los más viejos modelos G4M1, pero sumándose prontamente a estos esfuerzos también los modelos más recientes. De más está decir que el lento G4M no era el mejor aparato para estas misiones, pero, en caso de lograr traspasar la cubierta de cazas enemigas, un “Betty” usado como avión suicida era un arma potencialmente devastadora, incluso si no iba totalmente cargado de explosivos. Se consiguieron algunos éxitos, incluyendo daños al portaaviones U.S.S “Intrepid”, y al destructor de escolta U.S.S “Gilligan”.

Mucho más eficaz prometía ser, en cambio, la transformación del G4M2 para poder lanzar la nueva arma suicida japonesa: el misil antibuque tripulado MXY7 Okha (flor de cerezo), con un alcance de 88 km, una velocidad máxima (al momento de la picada final) de alrededor de 1000km/h y una carga de 1200 kg de explosivo. Los planes para el uso de esta arma desde los G4M se habían iniciado en agosto de 1944. Varios G4M2 Modelo 24B y 24C fueron modificados, siéndoles desmontadas las compuertas de la bodega de bombas y siendo equipados con enganches para portar el arma suicida. Estas conversiones fueron denominadas G4M 2e Modelo 24J.

Mientras las operaciones de ataque convencional (y muchas de las de ataque suicida) pasaban a las unidades equipadas con el P1Y, los Kokutais 721º y 722º fueron constituidos expresamente para estas misiones “especiales”. El primer empleo de esta nueva arma aconteció el 21 de marzo de 1945 contra la flota enemiga en los alrededores de Okinawa, y participaron 16 aparatos del 721º Kokutai con sus correspondientes misiles tripulados. Lamentablemente, el “Betty” modificado como avión nodriza de estas “Baka” (“estúpida” en japonés, sobrenombre que los norteamericanos le pusieron a la nueva arma suicida) era aún más lento que los aviones normales, y por tanto aun más vulnerable, por los que los 16 aparatos fueron abatidos antes de poder lanzar sus ataques.

Más adelante otros ataques darían mejor resultado, causando graves daños al acorazado West Virginia y varios otros buques, incluido el destructor U.S.S Mannert L. Abele, que se hundió. Los destructores Hadley y Shea, también alcanzados, no llegaron a hundirse pero fueron considerados totalmente irreparables, debido a los daños causados por los Okha.

También se intentó poner una versión mejorada del Okha a bordo de los P1Y Ginga, pero esta combinación no llegó a entrar en servicio, y el único vector de lanzamiento de los MXY7 durante la guerra sería el G4M2e.

Otra conversión importante del G4M2 fue la destinada a convertirlo en un avión de patrulla marítima y búsqueda antisubmarina, consistente en la instalación de un radar “H-6”, con antenas tipo Yagi en la trompa y en los costados de la parte posterior del fuselaje. Este sistema era bastante eficiente y fue ampliamente utilizado por los japoneses, a partir de 1944 (varios de ellos fueron capturados en las Filipinas por los aliados).

Se realizaron varios intentos para seguir mejorando el G4M2, en las versiones G4M2b Modelo 25 (con motores MK4V Kasei 27 de 1795 hp en despegue) G4M2c Modelo 26 (con motores MK4T-B Ru Kasei 25b turboalimentado de 1825 hp), y G4M2d Modelo 27 (con los MK4T-B Kasey 25 b sin turboalimentación), y todas con diversas configuraciones de armamento, pero ninguna de estas pasó de la fase de prototipo. La variante en producción del G4M2 hasta el final de la guerra siguió siendo el Modelo 24c. Cuando finalizó su fabricación, tras la rendición japonesa, se habían construido un total de 1154 G4M2 de todas las versiones, en las plantas de Nagoya y Okoyama.

Como ya se ha mencionado ampliamente en este artículo, hacia el final de su carrera el G4M2 estaba totalmente obsoleto, lo que no impidió que, a falta de algo mejor (o al menos de un número suficiente de bombarderos más modernos) el “Betty” peleara dignamente hasta el final de la guerra, a tal punto que el mayor número de estos bimotores que estuvo en servicio al mismo tiempo fue de 516 unidades, en una fecha tan tardía como ¡abril de 1945!

Si bien ninguno de los prototipos de G4M2 mejorados entraría finalmente en servicio, si llegaría a la producción, en cambio, una versión completamente nueva del “Betty”, la última en volar operacionalmente: G4M3 o “Modelo 34.”

Esta versión usaba un tercer tipo de ala, rediseñada, que había estado en desarrollo por los ingenieros Takahashi y Kuroiwa desde 1943. Estaba conformada por un solo larguero, y contenía los tanques de combustible (4490 litros) que, por fin, estaban autosellados, mientras se instaló más blindaje para la tripulación, con lo que el G4M3 fue la primera versión del “Betty” que podía considerarse, como mínimo, muy cerca de estar adecuadamente protegida. La forma del puesto de tiro de cola fue modificada, de manera tal que resultó similar a la del norteamericano B-26 “Marauder”, mientras la trompa fue acortada. Estos cambios en el fuselaje afectaron el centro de gravedad del avión, por lo que los estabilizadores verticales traseros recibieron un diedro positivo, característica externa más distintiva del nuevo modelo. El armamento quedaba conformado por 2 ametralladoras de 7,7 mm en los puestos laterales delanteros, otra en la trompa y otras dos en los laterales del fuselaje, más 1 cañón de 20 mm en la torreta dorsal y otro en la de la cola. La carga de bombas seguía siendo la misma que hacía 5 años, es decir, 1000 kg de bombas o un torpedo de 800 kg. El motor planeado era el Kasei 25b Ru, pero dificultades con el suministro causaron que el primer ejemplar saliera de fábrica, en enero de 1944, con los Kasei 25 normales, y ese mismo motor llevaron los siguientes 59 ejemplares de serie finalizados hasta agosto de 1945. Aun así, las mejoras en la aerodinámica del modelo y la reducción de la capacidad de combustible (esto como precio al autosellado de los tanques y el retiro de varios de ellos para ahorrar peso) permitieron que este modelo fuera el “Betty” más rápido, con una velocidad máxima de 470 km/h a unos 5150 ms. Por supuesto, esta era bastante más lenta que la de los nuevos bombarderos de la Armada y el Ejército hacia el final de la guerra, el P1Y y el Ki-67, pero es posible que, combinando esta velocidad relativamente promedio con su aún muy respetable alcance (más de 4330 km) y particularmente con su mayor resistencia a los daños en combate, el G4M3 podría haber tenido una actuación bastante buena en los combates sobre el final de la guerra, convirtiéndose además en una alternativa más barata y más adecuada que el P1Y para el transporte de misiles Okha y para otras misiones (permitiendo al más moderno y más escaso Ginga dedicarse a misiones más acordes con sus mucho más altas prestaciones). Un ejemplo de esto es la propuesta versión G4M3a Modelo 34A para tareas antisubmarinas y de transporte (que no se llegó a construir). Lamentablemente, el puñado de G4M3 construidos no llegó a entrar en combate.

Otras versiones experimentales del G4M3 tampoco llegaron a entrar en producción, como la G4M3b con los mencionados motores Kasei 25b Ru con turbocompresor, designada Modelo 36 (del que se solo se alcanzaron a fabricar dos prototipos) o el desestimado G4M3c Modelo 37, con estructura totalmente de madera para ahorrar materiales estratégicos, así como el tipo mejorado de este, el G4M4.

En total, el número de “Betty” construidos hasta agosto de 1945 fue de 2446 unidades, por lejos el más fabricado de los bombarderos medios japoneses.

Se pueden decir muchas cosas de él, pero lo cierto es que combatió desde el primer día de la guerra en el Pacífico hasta su amargo final, y sirvió dignamente en todos sus papeles, a pesar de quedar superado por el velosísimo avance de la tecnología durante los años de conflicto, y de sus debilidades intrínsecas.

Es, por lejos, uno de los aviones más conocidos por los fanáticos de la aviación militar en el Pacífico, y debido a sus victorias iniciales y su permanencia en servicio, ganó un renombre entre los aeroplanos japoneses, superado por muy pocos aparatos, tales como el caza Zero.

Ciertamente, un avión que tomó parte durante tanto tiempo de los combates, desde su mismísimo comienzo, tenía que estar presente cuando estos finalizaran, y fueron precisamente un par de G4M1, adaptados a la función de transportes, los que, llevando como insignia, en lugar de los “hinomarus”, las cruces verdes (identificación impuesta por los vencedores para los aviones japoneses que estuvieran autorizados a volar sobre territorios ocupados) , transportaron, el 19 de agosto de 1945, hasta Manila, a la delegación japonesa encargada de acordar los términos de rendición ante los aliados.

Características Técnicas del Mitsubishi G4M "Betty"

Modelo:
G4M1 Modelo 11/12
G4M2 Modelo 22/24
G4M3 Modelo 34
Planta Motriz:
(Potencia indicada por motores individuales, no por la suma de ambos)
Modelo 11: MK4A Kasei 11 de 1530 hp
Modelo 12: MK4E Kasei 15, con mejores actuaciones a gran altura.
Modelos 22/22A/22B: MK4P Kasei 21 de 1800 hp.Modelos 24/24A/24B/24C:MK4T Kasei 25 de 1850 hp. MK4T Kasei 25 de 1850 hp.
Velocidad Máxima: 428 km/h a 4200 ms 438 km/h a 4599 ms 470 km/h a 5150 ms.
Trepada: a 7000 ms en 18'0'' a 8000 ms en 30'24'' A 7000 ms en 20'10''
Techo de Servicio: 9220 ms. 8950 ms. 9220 ms
Alcance: 6033 km 5262 km 4335 km
Armamento: 4 x 7,7 mm MG Tipo 92
1 x cañón de 20mm Tipo 99
Hasta 1000 kg de carga ofensiva.
Mod 22/24: 5 x 7,7 mm MG Tipo 92
2 cañones de 20 mm Tipo 99
Mod 22A/24A: Ametralladoras laterales reemplazadas por cañones de 20mm
Mod 22B/24B: Todos los cañones pasan a ser Modelo 2
Mod 24C: Ametralladora delantera reemplazada por una Tipo 2 de 13 mm.
TODOS: Hasta 1000 kg de carga ofensiva,
5 x 7,7 mm MG Tipo 92
2 cañones de 20 mm Tipo 99
Hasta 1000 kg de carga ofensiva

Bibliografía:

"Enciclopedia Ilustrada del Mundo de la Aviación", tomos 8º y 10º (Editorial Delta S.A, 1986)

"Aeroweb.org" http://www.aeroweb.brooklyn.cuny.edu

"Aviones de la Marina Imperial Japonesa" en la página Combinedfleet.com
http://www.combinedfleet.com/ijna/ijnaf.htm

Artículo "Japanese Radar of World War 2" por Martin Favorite
http://www.star-games.com/exhibits/japaneseradar/japaneseradar.html

Página "Kamikaze, Viento Divino" http://garaje.ya.com/majimenez1964/kamikaze_Indice.htm

"Aviones: Perfiles, características, performances", tomo 2 (Gruppo Editoriale Fabbri S.p.A), 1973. Edición en español por Viscontea S.A 1981/1983.

"Jane's Aircraft of World War Two" (Harper Collins Publishers, 1995)

"WW2 Wardbirds- Frans Bonné" http://www.xs4all.nl/~fbonne/warbirds/ww2sitemap.html

Ernesto Castillo
"Manowar"
manowararg@yahoo.com.ar
AGOSTO 2005

s

 

[ 1939-1945 - La Segunda Guerra Mundial - Los años que cambiaron el mundo © 2002 ]